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martes, 29 de julio de 2025

Tsunade: El Detective que cayó de otro mundo Parte 2

 

El Gran Cambio Multiversal: El detective de Konoha

Tres días. Tres días de encierro autoimpuesto. Para la aldea, había sido una “enfermedad” repentina de la Hokage. Para Dick Grayson, había sido una carrera de 72 horas para empaparse de un mundo que le era completamente ajeno. La residencia Hokage, una vez su prisión, se había convertido en su centro de operaciones. Había devorado pergaminos, informes y registros, absorbiendo todo lo que podía sobre la historia de Konoha, la jerarquía ninja y los nombres clave. Sabía quiénes eran los líderes, quién era su equipo y las amenazas que enfrentaba la aldea. Y había descubierto que el cuerpo de Tsunade era mucho más que un simple caparazón.

Mientras se vestía para regresar a la oficina, la memoria corporal de Tsunade se activó. No tuvo que pensar en cómo anudar la faja de su kimono; las manos lo hicieron solas, con una fluidez que le resultaba escalofriante. Era como si un piloto automático se hubiera activado, guiándolo a través de rituales que el cerebro de Dick no había presenciado. El rombo en su frente, el misterioso sello de chakra, se sentía vivo, pulsando con una energía que él no había invocado, pero que estaba siempre presente.

El piloto automático es bueno para los hábitos, pero malo para las decisiones, se recordó a sí mismo mientras miraba su reflejo. Cada acción automática es un dato, una pista de quién era ella. Y cada vacío en su memoria es mi oportunidad de maniobra.

Al abrir la puerta de la oficina del Hokage, una avalancha de olores (tinta, papel, sake) y el sonido del ajetreo diario lo golpearon. Shizune, su fiel asistente, estaba allí, con Tonton el cerdo a su lado.

"¡Shishou! ¡Qué alivio verla de vuelta! Me preocupé cuando Sakura me dijo que estaba enferma", dijo Shizune, la preocupación genuina en sus ojos. "Los informes se han acumulado. Hay un problema en la frontera con el País del Fuego, un posible intento de golpe de estado en el País del Té y una emergencia médica en el hospital. ¿Por dónde quiere empezar?"

Dick se sentó pesadamente en el escritorio, su mente de detective organizando la información. Tres días de informes. Tres problemas. El médico y el golpe de estado son delicados, pero el de la frontera es el más urgente. Si el problema es externo, es el más fácil de resolver. Y si logro resolver un problema de esta naturaleza, ganaré credibilidad y la confianza de las personas que me rodean.

"Shizune," su voz grave sonó con la autoridad de Tsunade, "empezaremos por la frontera. Tráeme el mapa de la región y todos los informes sobre el incidente. También, me gustaría revisar los archivos del País del Té. En cuanto al hospital, haré una ronda más tarde."

Shizune asintió, visiblemente aliviada por su seriedad. "¡Enseguida, Shishou! La aldea estará muy contenta de que haya regresado. Ah, y una cosa más: he notado que en los últimos días ha... ¿practicado sus jutsus? Los árboles del patio tienen unos cuantos agujeros. Espero que se encuentre bien, no es común que usted practique con tanta intensidad."

Ahí está, pensó Dick. La primera pista. ¿"No es común"? Eso significa que no soy el único que notó la diferencia. Tendré que ser más sutil.

"Solo me aseguraba de que mis habilidades no se oxidaran", respondió, y el cuerpo sonrió por sí solo, un gesto seguro y arrogante que le resultó tan ajeno como el poder que lo acompañaba. "Ahora, los informes, por favor."

Mientras Shizune salía de la oficina, Dick encendió su cerebro de detective a máxima potencia. Las palabras de Shizune sobre su práctica de jutsu le habían dado una nueva perspectiva. Los movimientos eran instintivos, la fuerza fluía, pero la sutileza no estaba allí. No había el control magistral de un médico ninja, solo la fuerza bruta del puño. Tenía que aprender a manipular su chakra. No solo para pelear, sino para lo que sea que sea el 'gran cambio', se dijo a sí mismo.

Comenzó a examinar los archivos que Shizune le había dejado. Mapas, informes de misiones, listas de ninjas. Su cerebro de detective procesaba los datos a una velocidad asombrosa, buscando patrones. Nombres, lugares, el flujo de poder y la economía de la aldea. Era una telaraña de información. Se sentía como si estuviera armando un caso de asesinato, con cada informe un nuevo testimonio, un nuevo sospechoso. Y en medio de todo ese caos, se encontró con una nota escrita por Tsunade, un mensaje críptico para sí misma.

Decía: "La fluctuación fue enorme. Chakra de un mundo sin chakra. No es el 'Cambio', pero tiene la misma firma de energía. Podría ser la clave para la reversión."

Dick se detuvo. El corazón le latió con fuerza. "El gran cambio". Era un fenómeno que sucedía esporádicamente. Tsunade lo había estudiado, quizás había sido su obsesión. Ella no lo vio como una anomalía, sino como un fenómeno natural. Y yo soy la prueba viviente de ello.

El cuerpo de Tsunade era la clave. Los poderes, los jutsus, el chakra... Eran las herramientas. Si el cambio fue un fenómeno multiversal, y el chakra es lo que lo hizo posible aquí, entonces el chakra es la clave para deshacerlo.

La mente de Dick se calmó. Ahora tenía una misión. No solo era sobrevivir, sino también investigar el "gran cambio" y encontrar la forma de revertirlo. Lo haría como solo él sabía: como detective. Y para eso, tendría que ser la Hokage, el mejor líder que esta aldea hubiera tenido.

El Gran Cambio Multiversal: La llegada de Sannin

El problema de la frontera se había resuelto, no con la fuerza brutal que el cuerpo de Tsunade le ofrecía, sino con la astucia de un detective de Gotham. Dick, habiendo estudiado los informes, había descubierto una red de contrabando de sellos de chakra que pasaba por la frontera, manipulando a ambos lados para que parecieran enemigos. En lugar de enviar un ejército, había enviado a un pequeño equipo de ANBU con órdenes precisas de sabotear la red. La "guerra" se desvaneció, el conflicto se resolvió sin derramamiento de sangre, y la aldea aplaudió la sabiduría de su Hokage. Dick había ganado un respiro, pero su mente no se detenía.

Estaba absorto en los informes sobre el "Gran Cambio", un fenómeno que Tsunade había estado investigando en secreto, cuando una ráfaga de aire azotó su oficina. La puerta se abrió de par en par, revelando a dos figuras que Dick reconoció instantáneamente de sus lecturas. Naruto Uzumaki, el "Jinchuriki de las nueve colas", estaba de pie, con una sonrisa radiante. A su lado, un hombre de cabello blanco y largo, un protector de frente con el símbolo del País del Fuego, y una sonrisa pícara en su rostro. Jiraiya, el Sannin. La segunda pieza del rompecabezas.

"¡Abuela Tsunade!", exclamó Naruto, su voz llena de entusiasmo. "¡Regresamos de la misión y todo salió de maravilla! ¡Conseguimos todo lo que necesitábamos!"

Jiraiya, sin embargo, no prestaba atención a Naruto. Sus ojos, con una chispa juguetona, se fijaron en "Tsunade". El cuerpo de Dick, gracias al jutsu Sello Yin: Liberar (陰封印・解, Infūin: Kai), se veía como el de una mujer de 25 años. Y la mirada de Jiraiya no era la de un compañero, era la de un pretendiente.

"¡Tsunade!", dijo Jiraiya, acercándose a ella con una gracia que Dick no esperaba. "¡Mi querida Tsunade! Te ves radiante. Han pasado solo unos días, y pareces más joven que nunca. Quizás sea el estrés del trabajo, que te hace brillar de una manera tan especial."

El corazón de Dick se saltó un latido. Una alarma silenciosa sonó en su mente. A pesar de los 50 años que tenía el cuerpo, se sentía como un veinteañero en el cuerpo de una mujer que era coqueteada por un hombre que claramente tenía una historia con ella. El desconcierto era palpable.

Bien, Dick. Analiza la situación, se dijo a sí mismo. Este hombre es Jiraiya. Es un Sannin, igual que la verdadera Tsunade. Tienen un pasado juntos, una historia de la que no tengo ni idea. Y él está coqueteando conmigo. Con mi yo actual.

Intentó que la incomodidad no se mostrara en su rostro. "Jiraiya", respondió con la voz de Tsunade, "menos halagos y más informes. No tengo tiempo para tus tonterías. Naruto, si la misión fue un éxito, dame el pergamino. Después descansa."

Naruto le entregó un pergamino, pero Jiraiya no se retiró. Se sentó en el escritorio de Tsunade, su mirada era intensa. "Oh, vamos, Tsunade. Tres días de ausencia y ya estás de vuelta en tu modo serio. ¿Qué, has estado practicando con tu chakra? La aldea se ve... diferente."

Dick se tensó. Él también lo notó. Y lo mencionó de una manera que denota que hay un cambio en mi comportamiento. Si no actúo con astucia, me descubrirá.

La mente de Dick Grayson, el detective, se puso a trabajar a toda máquina. Tenía que lidiar con esto con una astucia sin igual. No podía rechazar a Jiraiya de golpe, ya que eso rompería la dinámica de su relación. Pero tampoco podía ceder. Era una cuerda floja, y él tenía que caminar con delicadeza.

"Jiraiya," dijo, intentando canalizar la molestia de la verdadera Tsunade, "la aldea se ve diferente porque tiene una Hokage que se preocupa por su bienestar. Ahora, si me disculpas, tengo trabajo que hacer. Puedes ir a coquetear a otro lado. Hay mucho que hacer, como ver las misiones de los ninjas."

Jiraiya se rio, una risa que hizo eco en la oficina. "Ah, mi querida Tsunade. Sabes que me encanta cuando te pones así. Pero no puedes trabajar todo el tiempo. Vamos, te invito a una bebida esta noche."

Dick cerró los ojos por un instante. Necesito una salida, una que sea convincente y que lo aleje de mí. "No, no puedo," respondió. "Hay algo en lo que he estado trabajando. Algo que me tiene sin dormir. He estado investigando un fenómeno llamado 'El Gran Cambio'. Y es más grande de lo que crees."

El tono de Jiraiya cambió de inmediato. Su sonrisa se desvaneció, y sus ojos se volvieron serios. "El Gran Cambio... hace mucho que no escucho ese nombre. ¿Qué sabes sobre eso?"

Dick asintió, su mente ya en el siguiente paso de su plan. La información es la mejor defensa. Si puedo atraerlo a un tema que le interese, puedo desviar su atención de mi cuerpo y mi identidad. "Mucho más de lo que crees. Y creo que hay una forma de revertirlo... pero necesito tu ayuda. Y para eso, necesito que seas profesional."

Jiraiya asintió, su mente ya en otro lado. El coqueteo había terminado, reemplazado por la intriga de un fenómeno que pensó que nunca volvería a escuchar. Dick había logrado su objetivo. Había salvado su identidad, desviado la atención de Jiraiya y, lo más importante, había encontrado un nuevo aliado. El detective de Gotham, en el cuerpo de la Hokage, acababa de encontrar el camino para seguir con su investigación. Ahora solo quedaba la siguiente pregunta: ¿Qué tan profundo había llegado Tsunade en su investigación del "Gran Cambio"?

Jiraiya, con su sonrisa ahora reemplazada por una expresión de profunda seriedad, se sentó en una silla frente al escritorio de la Hokage. Naruto, ajeno a la tensión y el sutil coqueteo, se acercó al escritorio, apoyando las manos en la madera y mirando directamente a "Tsunade".

"¡Abuela Tsunade!", exclamó Naruto, su voz resonando con una confianza y un afecto que hicieron que el nudo en el estómago de Dick se apretara. "¿En serio estás investigando el Gran Cambio? Pensé que eso era solo una leyenda vieja que usabas para asustarnos."

El "Abuela Tsunade" fue un golpe directo para Dick. ¿Abuela? Se preguntó, su mente parpadeando. No solo era una mujer, sino que ahora, para este chico enérgico, era una figura de abuela. A pesar de que su cuerpo se veía como de 25 años, su edad real como Dick y el término de afecto de Naruto lo arrojaban a una disonancia cognitiva que amenazaba con romper su compostura. Tuvo que forzarse a mantener la calma, a sonreír con la misma sonrisa que había visto en los reflejos de Tsunade.

"Naruto", dijo Dick, su voz más suave de lo esperado, intentando sonar como la figura de autoridad y afecto que el chico esperaba. "Las leyendas, a menudo, tienen una base en la verdad. Pero lo discutiremos más tarde. Ahora ve y descansa."

Naruto asintió, su entusiasmo eclipsando cualquier pregunta que pudiera tener. "¡Sí, Abuela Tsunade! ¡Hasta luego!"

Una vez que Naruto se marchó, Dick se reclinó en la silla, pasando una mano por su largo cabello rubio. La incomodidad y el desconcierto se hicieron más intensos. Estaba claro que Tsunade y Jiraiya tenían una historia de por medio, pero la relación con Naruto era diferente. Era una de mentor y afecto genuino, casi maternal. Un detective es un maestro del disfraz, pero esto... esto es algo más que un disfraz, pensó.

Jiraiya, con los ojos aún fijos en ella, rompió el silencio. "Nunca te había visto tan interesada en el Gran Cambio. ¿Qué descubriste?"

Dick sacó un pergamino de su escritorio, el que había encontrado la noche anterior. Lo desenrolló con cuidado, revelando la nota críptica de Tsunade. "He estado uniendo cabos", comenzó, su voz ahora la de un investigador, no la de una líder. "Tsunade... la verdadera, estaba investigando esto. Y creo que entiendo cómo funciona. No es un fenómeno aleatorio. Es una fluctuación de chakra dimensional que se intensifica esporádicamente, pero solo se activa bajo ciertas circunstancias externas. Una 'firma de energía' de otro mundo, como ella lo llamó."

Jiraiya frunció el ceño. "Chakra de un mundo sin chakra... eso no tiene sentido. Todos los seres vivos tienen chakra."

"No en mi mundo, Jiraiya", respondió Dick, sin pensar. La palabra escapó de su boca antes de que pudiera detenerla. Jiraiya la miró con asombro, su mente intentando procesar lo que acababa de escuchar. Dick se dio cuenta de su error y rápidamente lo corrigió. "En un mundo que ella... que yo, estaba investigando. Un mundo de tecnología, no de chakra. Y parece que un evento en ese mundo, una especie de 'firma de energía', se alineó con la fluctuación de chakra aquí, provocando el cambio."

Jiraiya se puso de pie, su mente en un torbellino de ideas. "Esto es... fascinante. Si el cambio se puede revertir, necesitamos entenderlo. Tsunade... ¿qué quieres que haga?"

Dick sonrió. Era el momento de usar sus habilidades de detective para su beneficio. "Quiero que busques en los viejos pergaminos. Los archivos secretos. Cualquier cosa que hable de fluctuaciones de chakra, de viajes interdimensionales, de eventos que coincidan con la descripción del Gran Cambio. No se lo cuentes a nadie, ni siquiera a los ancianos. Esto debe ser un secreto entre nosotros."

Jiraiya asintió, su mente ya en el trabajo de investigación. "Puedes contar conmigo. Si hay una forma de resolver esto, la encontraremos."

Con Jiraiya ocupado, Dick se quedó solo en la oficina. Se reclinó en la silla, el silencio se apoderó de la sala, roto solo por el sonido del viento que soplaba por la ventana. Las palabras de Naruto resonaron en su mente: Abuela Tsunade. La complejidad del engaño que estaba tejiendo se hizo más evidente. Tenía que ser un líder, un detective, y ahora, una figura materna para un chico que lo veía como una abuela.

Un fenómeno natural en este mundo, que se activa con un evento en el mío... pensó Dick. ¿Qué pudo haber pasado? ¿Una explosión en S.T.A.R. Labs? ¿Una anomalía de la Fuerza de la Velocidad? ¿O tal vez algo relacionado con Darkseid o el Antimonitor? Esto no es solo un caso, es un misterio de dos universos. Y yo soy el único que tiene la clave para resolverlo.

El detective de Gotham en el cuerpo de la Hokage, se puso a trabajar de nuevo. El Gran Cambio, la abuela Tsunade, el coqueteo de Jiraiya... todo era parte del enigma. Y con cada pieza que encajaba, la esperanza de volver a casa se volvía un poco más real.

El segundo eco

Dick se sentía abrumado. Había pasado un mes desde "El Gran Cambio" y su vida se había asentado en una rutina extraña y agotadora. El combate contra el crimen en Gotham era un desafío físico y mental constante, noches sin dormir persiguiendo villanos. Pero en esta nueva vida, el trabajo de Hokage era una guerra de desgaste mental, no física. Un laberinto de papeleo, política y diplomacia. Se apilaban montañas de pergaminos en su escritorio, cada uno un informe de misión, una disputa territorial o un presupuesto de entrenamiento. Dick, un hombre de acción, se sentía encadenado a una silla. A veces, miraba por la ventana a los ninjas que partían en misiones y sentía una punzada de envidia. Ellos tienen la mejor parte, pensaba. La acción, la adrenalina... la oportunidad de ser un héroe de verdad.

Su único respiro venía del hospital. A pesar de los 50 años del cuerpo, el jutsu de rejuvenecimiento lo hacía parecer de unos 25. Era en la enfermería, con el chakra fluyendo a través de sus manos, curando heridas profundas y reparando tejidos, donde realmente se sentía útil, en sintonía con su esencia. Era un detective resolviendo un rompecabezas humano, salvando vidas en el proceso.

Sus dos sombras inseparables, Sakura y Shizune, eran su mayor apoyo. Sakura, con su entusiasmo juvenil y Shizune, con su serena eficiencia, lo ayudaban a navegar por los complejos informes y los sutiles matices de la política de Konoha. Y Dick, acostumbrado a trabajar solo, se sentía genuinamente agradecido por su ayuda. Se había acostumbrado a su compañía, al respeto que le tenían y a la forma en que lo ayudaban a sostener esta elaborada farsa.

Pero su tranquilidad estaba a punto de desvanecerse.

Una tarde, mientras revisaba un informe de la aldea de la Arena, el pergamino se le escapó de las manos. El aire de la oficina de la Hokage se volvió denso, como si una tormenta se estuviera formando en el interior. El icónico rombo en la frente de Tsunade comenzó a brillar con una luz púrpura, más intensa y brillante que nunca. Dick, con la sangre helada, sintió un escalofrío de familiaridad. Era la misma sensación que lo había invadido hace un mes, pero magnificada. No era un jutsu, era algo más. Un fenómeno cósmico.

El escritorio tembló. Los pergaminos cayeron al suelo. Una luz azul y naranja, como la que se veía en la imagen que había encontrado en el cuarto de Tsunade, un eco del "Gran Cambio", se formó en el centro de la oficina. Se arremolinó, como un pequeño vórtice, emitiendo un sonido grave y vibrante. Era una firma de energía que no pertenecía a este mundo, ni a ningún otro que él hubiera conocido. No era magia, no era chakra... era algo más. Y esa energía se sentía... familiar.

Dick se puso de pie, su mente de detective en estado de alerta máxima, su corazón latiendo con fuerza. Los ojos de Tsunade, que ahora eran los suyos, se fijaron en el vórtice. El "Gran Cambio" no era un evento aislado. Estaba ocurriendo de nuevo. Pero, si se había repetido, eso significaba que lo que lo había provocado la primera vez, el evento en su propio universo, había vuelto a suceder. Un pensamiento se apoderó de él, una certeza que lo heló hasta los huesos.

Batman.

El vigilante de Gotham. Dick sabía que Batman no se quedaría de brazos cruzados si su compañero desaparecía. Sabía que investigaría, que buscaría la causa. En un universo donde existía la magia, un genio como Batman no dudaría en experimentar con lo desconocido para encontrar una respuesta. Y si este vórtice era un eco de su universo, entonces significaba que su experimento había... funcionado.

Pero si funcionó, ¿Qué había logrado? ¿Había abierto una puerta para que él regresara? ¿O había desatado una nueva catástrofe?

El vórtice creció en el centro de la oficina, emitiendo un sonido agudo y resonante. Y en ese instante, en algún lugar de Konoha, una nueva persona abría los ojos, con la mente de un detective, pero el cuerpo de una ninja. Y un nuevo Sannin estaba a punto de descubrir el significado del terror.

¿CONTINUARA?... (si hay algunos comentarios que así lo quieran)

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