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domingo, 6 de julio de 2025

El Gran Cambio: La Danza Inacabada de los Cuerpos





 

El Gran Cambio: La Danza Inacabada de los Cuerpos

El mundo, hasta el martes pasado, era predecible. La gente nacía, crecía, vivía y moría en el mismo cuerpo que les fue asignado al nacer. Pero el martes, a las 14:17 horas, todo cambió.

Lo llamaron "El Gran Cambio". Un fenómeno inexplicable, quizás cósmico, quizás cuántico, quizás mágico. En una franja que abarcaba desde la Ciudad de México hasta el sur de Texas, la realidad se distorsionó. Millones de personas, de forma aleatoria, intercambiaron sus cuerpos. Hombres con mujeres, ancianos con jóvenes, ricos con pobres, padres con hijos. Pero, como una cruel ironía, la mayoría de los cambios fueron de género.

El Despertar de Sofía

Sofía, una abogada de 45 años, despertó en el cuerpo de un adolescente de 17 años llamado Daniel. Su elegante traje de sastre había desaparecido, reemplazado por unos jeans rotos y una camiseta de una banda de rock. Su reflejo en el espejo era el de un chico flacucho, con acné incipiente y una mirada de pánico que no era la suya.

Daniel, por su parte, se encontró en el cuerpo de Sofía. Sus manos, acostumbradas a la guitarra, eran ahora suaves y con uñas perfectamente cuidadas. Su voz, grave y quebrada, era ahora la de una mujer adulta, con una autoridad que nunca había tenido.

La Nueva Realidad

El caos se apoderó de la región afectada. Las calles se llenaron de gente confundida, llorando, gritando. Familias enteras se desmoronaron. La sociedad, construida sobre roles de género y expectativas, se tambaleó.

Sofía, ahora Daniel, intentó volver a su vida. Pero su despacho de abogados la rechazó. "¿Un adolescente dirigiendo una firma legal?", se burlaron. Intentó contactar a su esposo, pero él la miraba con desconfianza, como si fuera un extraño.

Daniel, ahora Sofía, intentó volver al instituto. Sus amigos lo miraban con una mezcla de fascinación y repulsión. Sus padres, al principio incrédulos, terminaron por aceptar la "nueva" Sofía, aunque con una incomodidad palpable.

La Desdicha Cotidiana

Sofía (en el cuerpo de Daniel) se vio obligada a vivir una vida que no era la suya. Revivió la adolescencia, con sus inseguridades y sus hormonas descontroladas. El acné, la ropa que no le quedaba, las miradas de las chicas que la veían como un chico, la impotencia de no poder ejercer su profesión. Su mente adulta, atrapada en un cuerpo adolescente, se marchitó lentamente.

Daniel (en el cuerpo de Sofía) experimentó la vida de una mujer adulta, pero sin la preparación ni el deseo. El mundo la miraba diferente, la juzgaba diferente. El acoso, la discriminación, la constante necesidad de probar su valía. Sus intentos por recuperar su antigua vida fueron en vano. Su guitarra, su banda, sus sueños de rockstar se desvanecieron.

La Adaptación Amarga

Los meses se convirtieron en años. Sofía (ahora Daniel) se resignó a su destino. Aprendió a vivir como un adolescente, aunque su mente siguiera siendo la de una mujer de mediana edad. Consiguió un trabajo mal pagado, tuvo novias adolescentes, se emborrachó en fiestas. La abogada exitosa se desvaneció, reemplazada por un chico amargado y sin futuro.

Daniel (ahora Sofía) se adaptó a su nueva vida, pero con resentimiento. Aprendió a navegar por el mundo como una mujer, aunque nunca dejó de sentirse un hombre atrapado. Consiguió un trabajo de oficina, tuvo citas incómodas, fingió sonrisas. El rockstar en potencia se convirtió en una mujer frustrada y sin pasión.

Final: La Danza Inacabada

El Gran Cambio nunca se revirtió. La gente se acostumbró, a su manera, a sus nuevas vidas. Pero la cicatriz permaneció. Una generación entera marcada por la pérdida, la confusión y la desdicha.

Sofía y Daniel, ahora extraños en cuerpos ajenos, siguieron viviendo sus vidas rotas. La abogada se convirtió en un adolescente sin rumbo, el rockstar en una mujer sin sueños. Ambos, atrapados en una danza inacabada de cuerpos y destinos que nunca eligieron.

Y el mundo, alterado para siempre, siguió girando, ajeno a la tragedia silenciosa de millones de almas perdidas.

FIN

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