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miércoles, 9 de julio de 2025

Desgracia de la Familia Uzumaki


 

Desgracia en la Familia Uzumaki

En la aldea oculta de Konoha, la casa de la familia Uzumaki era un hervidero de energía, risas y, a veces, caos. Naruto, el Séptimo Hokage, con su inagotable optimismo; Hinata, su esposa, dulce y fuerte; y sus hijos, Boruto y Himawari, cada uno un torbellino a su manera. Sin embargo, un martes, el caos tomó una forma completamente nueva y cruel.

Una tormenta inusual se desató sobre Konoha, y un rayo, más brillante y errático que cualquier otro, impactó directamente en el tejado de la casa Uzumaki. En ese instante, una sacudida, no de electricidad, sino de existencias, recorrió a los cuatro miembros de la familia que se encontraban en la sala. El mundo pareció girar, y cuando el estruendo cesó, cada uno parpadeó, sintiéndose extrañamente diferente.

Himawari, al mirar sus manos, vio las grandes y curtidas palmas de su padre. Sintió la sorprendente masa muscular y una extraña ola de poder latente. Una sonrisa pícara se dibujó en su rostro. "El cuerpo de Papá no está nada mal", pensó, probando sus nuevas extremidades.

Boruto, por su parte, se tocó el pecho y sintió una suavidad y una plenitud desconocidas. Su voz resonó con una dulzura ajena a él. Al mirar su reflejo, vio a su madre. "Ser mamá se siente extraño, pero al mismo tiempo sexy y por alguna razón me agrada", musitó, una mezcla de confusión y curiosidad en sus ojos. Él, el rudo ninja, ahora estaba en el cuerpo de la gentil Hinata.

Hinata, en el cuerpo de su hijo Boruto, sintió una ráfaga de juventud y agilidad. Movió sus nuevos brazos, notando la ligereza y el vigor. Nunca se había sentido tan ágil, tan llena de energía. "Solo piensa en lo fuerte que es el cuerpo de Boruto y que nunca se había sentido así", una sensación de euforia la invadió. La fuerza que siempre admiró ahora era suya.

Y Naruto… Naruto, en el cuerpo de Himawari, sintió una ligereza inusual, pero su mente estaba en otra parte. Un rugido familiar, una presencia poderosa, lo llenó de alegría. "¡Kurama! ¡Viejo amigo! ¡Me alegro de verte!", exclamó, con la voz aguda de Himawari, mientras se esforzaba por saludar con entusiasmo a su compañero de toda la vida. Estaba súper feliz porque se había reunido con su amigo Kurama, y lo saludaba con mucho entusiasmo, sin darse cuenta de la extrañeza de la situación desde una perspectiva externa.

Lo que ellos no sabían, en su burbuja de percepción distorsionada, era la cruel verdad: para todos los demás en Konoha, la familia Uzumaki se veía exactamente igual. El rayo no había intercambiado sus cuerpos físicamente; había intercambiado sus mentes. Solo ellos se veían con las "cabezas cambiadas", sus conciencias atrapadas en los cuerpos de los otros, pero para el resto del mundo, sus cuerpos seguían siendo los mismos, solo que ahora se comportaban de maneras perturbadoramente diferentes.

El primer día fue un caos cómico para los vecinos, pero una tortura silenciosa para la familia. Hinata (con la mente de Boruto) intentó entrenar, pero su cuerpo de mujer no respondía con la fuerza bruta que esperaba. Boruto (con la mente de Hinata) intentó ser discreto y gentil, pero su nueva forma femenina le parecía extraña, y su comportamiento tranquilo era desconcertante para sus amigos. Himawari (con la mente de Naruto) intentó liderar una reunión Hokage, pero su cuerpo de niño se sentía incapaz, y sus excentricidades eran vistas como rabietas infantiles. Y Naruto (con la mente de Himawari) intentaba ser un niño, pero su mente madura y su obsesión por Kurama (que nadie más podía ver o escuchar en Himawari) lo hacían parecer… mentalmente inestable.

La desdicha se instaló rápidamente. El Hokage (con la mente de Himawari) era ineficaz, una broma para el pueblo. Hinata (con la mente de Boruto) no podía entender por qué la trataban como una mujer adulta y no como un shinobi adolescente. Boruto (con la mente de Hinata) se sentía atrapado en un cuerpo que no era el suyo y una vida que no quería, su antigua arrogancia juvenil reemplazada por una pasividad forzada. Y Himawari (con la mente de Naruto) se sentía frustrada por la debilidad de su nuevo cuerpo y la incapacidad de conectarse con Kurama de la forma que Naruto solía hacerlo.

Nunca hubo una reversión. Los médicos no encontraron anomalías físicas. Sus personalidades simplemente no concordaban con sus cuerpos para el resto del mundo. Los Uzumaki se convirtieron en un misterio, una familia que se había desquiciado. Naruto fue relevado de su puesto por "comportamiento errático", Hinata se volvió una reclusa, y Boruto y Himawari, incapaces de mantener sus roles, se convirtieron en parias.

No hubo lecciones aprendidas, solo una adaptación amarga. Naruto siguió saludando a su invisible Kurama con el entusiasmo de una niña, Hinata se acostumbró a su fuerza prestada pero sin propósito, Boruto se resignó a su "sexy" cuerpo femenino con una mezcla de apatía y resignación, y Himawari se conformó con una vida de bajo perfil, lejos de las responsabilidades que no pudo manejar.

El rayo no solo había cambiado sus cabezas; había destrozado sus vidas, dejándolos como extraños perpetuos, cada uno viviendo una mentira que solo ellos podían percibir. Y el mundo, ajeno a su verdadera tragedia, simplemente los observaba con lástima o confusión

FIN

mañana otra versión

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