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viernes, 8 de agosto de 2025

Tsunade: El Detective que cayó de otro mundo Parte 3


 



Capítulo 3: El Caballero y la Sannin

Fue en el instante en que Dick Grayson que estaba en la Baticueva que un leve cambio en el balanceo de sus hombros. Una fracción de segundo de duda antes de que sus manos se posaran en el teclado de la computadora. Una mirada que, aunque idéntica, carecía de ese brillo particular que solo pertenecía al primer Robin. Para la mayoría, Dick era el mismo. Para Bruce Wayne, era un impostor.

En menos de seis horas, Bruce la había acorralado. Lo hizo con métodos que no eran de combate, sino de persuasión, en la soledad de la Baticueva. No le gritó, no lo acusó. Simplemente le preguntó cosas que solo Dick Grayson sabría. Preguntas sutiles, pero con un peso monumental. Y cada respuesta que salía de la boca de “Dick” era una mentira, una evasiva aun teniendo un poco de las memorias de Grayson.

“¿Por qué el trapecio no te da miedo?” preguntó Bruce, su voz grave. “¿Y por qué la única noche que no estuve, tú no estabas?”

Fue ese momento, la intensidad de los ojos de Bruce, la comprensión en su mirada, lo que hizo que Tsunade cediera. Se sintió expuesta, desnuda de secretos ante un hombre que le recordaba a la misma esencia de la muerte. Lentamente, con la voz de Dick pero con el peso de una Hokage, confesó. Le contó todo: quién era, el mundo de ninjas, de chakra, de los Sannin, de la guerra. Le explicó que, aunque el fenómeno era conocido en su mundo como “El Gran Cambio”, no tenía idea de cómo había llegado allí.

Batman, el detective, se planteó varias conjeturas: ¿Magia? ¿Tecnología alienígena? ¿Un evento de otra realidad? Y al final, la más probable: una anomalía que había conectado dos universos. El peligro de un evento como ese no podía ser subestimado. Si la JLA se enteraba, pondrían obstáculos en su investigación, la detendrían por considerarla demasiado peligrosa para su realidad. Así que, decidió trabajar solo, en las sombras, como siempre.

Batman y Tsunade (en el cuerpo de Dick) formaron una extraña alianza. En el transcurso de las siguientes semanas, la Baticueva se convirtió en una mezcla de laboratorio tecnológico y biblioteca de pergaminos hechos por Tsunade. Por un lado, computadoras de última generación analizaban las firmas de energía del multiverso, mientras que por el otro, pergaminos ninja se exhibían en una pantalla holográfica.

Ella es la clave, pensaba Batman, observando a Tsunade. Su cuerpo es un ancla. Si logró revertir el fenómeno, podría crear una reacción en cadena. Él, con su mente analítica, pensaba en el fenómeno no como magia, sino como una ciencia que no entendía. El "Gran Cambio" es un evento natural, pero algo lo disparó. Algo en mi universo. Tengo que recrear ese evento para deshacerlo. Tengo que encontrar la firma original.

La investigación los llevó a un nombre, el único ser en su universo con el conocimiento y la habilidad para manejar un fenómeno de tal magnitud: Doctor Destino. Un ser de magia pura, de poder ilimitado. Tsunade, en el cuerpo de Dick, lo acompañó, sintiendo que esta era la única forma de regresar a casa.

Llegaron a la Torre de Fate, un lugar de magia y misticismo que hizo que los conocimientos de Tsunade se sintieran como una gota de agua en un océano. Doctor Destino, una entidad envuelta en un casco dorado, los escuchó con atención. Aceptó ayudarlos, advirtiéndoles que recrear un fenómeno multiversal era peligroso.

El ritual comenzó. El Dr. Destino convocó energías cósmicas y mágicas, mientras que Tsunade, con el cuerpo de Dick, se convirtió en el punto focal. Las energías fluyeron a su alrededor, una espiral de luz, magia y chakra que se entrelazaban en el aire. La energía vibraba con la misma firma que Batman había detectado en el momento del cambio, un eco del Gran Cambio.

Pero el hechizo era impredecible. La energía no se concentró en Tsunade. Algo salió mal. Un destello de luz cegadora, y el hechizo se salió de control. El vórtice que había creado se intensificó, y en el centro de ese torbellino, Batman, el Caballero de la Noche, fue arrastrado. No hubo dolor, solo la sensación de su alma siendo arrancada de su cuerpo. El universo se volvió blanco.

Un segundo después, la torre de Fate estaba en silencio. Tsunade, en el cuerpo de Dick, No sabía que se había quedado sola, con su corazón latiendo con fuerza. Pero en Konoha, el mismo vórtice se había manifestado en la oficina de la Hokage, solo para desaparecer en un instante, sin dejar rastro de su paso. Y en el mismo lugar donde había estado Sakura Harun, una nueva personalidad había abierto sus ojos, la mente de un detective Bruce Wayne, pero el cuerpo de...

Haruno Sakura.


Capítulo 4: El reencuentro de un detective

El vórtice de luz se disipó tan rápido como había aparecido, dejando la oficina del Hokage en un silencio sepulcral. Los pergaminos seguían esparcidos por el suelo y el aire aún vibraba con un eco de energía desconocida. Dick, aún aturdido, levantó la vista. Ahí, de pie en el centro de la oficina, donde había estado hace un instante Sakura Haruno.

Pero ella no era Sakura.

Para cualquiera, sus movimientos eran los de una chica asustada. Pero Dick, el primer Robin, el maestro del lenguaje corporal, no era "cualquiera". El modo en que se mantenía en pie, la rigidez de su postura, la inmovilidad de sus manos, que normalmente estarían activas y gesticulando... todo estaba mal. Sus ojos, aunque verdes y hermosos, no tenían la chispa de preocupación o el entusiasmo habitual de Sakura. Tenían la mirada de un depredador acorralado, de un estratega evaluando un campo de batalla.

Dick supo en ese instante.

"¿Bruce?", dijo, su voz, la de Tsunade, llena de una mezcla de shock e incredulidad.

El cuerpo de Sakura se quedó petrificado. Los ojos de Batman, escondidos tras los de la joven kunoichi, se abrieron de par en par. La voz de Tsunade. La pregunta. El nombre. Su cerebro, la computadora viviente que era, procesó la información en una fracción de segundo. ¿Cómo podía esa mujer saber quién era él? Solo había una persona, un solo ser en todo ese universo, que podía reconocerlo de esa manera, que podía saber su nombre en un mundo completamente ajeno. La única persona que podía reconocer la rigidez de Batman en el cuerpo de una adolescente...

Dick, pensó Bruce, un eco de terror y alivio. ¿Dick?

El cuerpo de Tsunade asintió, una lágrima de alivio rodando por su mejilla. "Sí", dijo, con una sonrisa amarga y una voz que sonaba como la de un hermano perdido. "Soy yo. ¡Qué gusto verte, pero no en la forma que me hubiera gustado! ¿Qué pasó? ¿Y por qué... por qué estás en el cuerpo de mi alumna?"



Bruce, en el cuerpo de Sakura, se acercó al escritorio, su mirada escaneando la oficina en busca de algo que pudiera explicar lo sucedido. Sus ojos se fijaron en el rombo en la frente de Tsunade, que aún resplandecía con una energía púrpura. Finalmente, con la voz suave y juvenil de Sakura, pero con la fría lógica de Batman, comenzó a hablar.

"El encuentro fue... inesperado. Yo me di cuenta de inmediato que no eras Dick. Con mis métodos de persuasión, logré que Tsunade... en tu cuerpo, se abriera. Me contó todo. Quién era, cómo era su universo, el chakra, el Gran Cambio. Juntos, empezamos a investigar. No le dije a la JLA, porque sabía que lo considerarían demasiado peligroso. No podía arriesgarme a que pusieran obstáculos en mi camino."

Se detuvo por un momento, la voz de Sakura sonando extrañamente melancólica. "Llegamos a Doctor Destino. Intentamos recrear el fenómeno. Pero... el hechizo se descontroló. La energía me arrastró. Un segundo estaba en la Torre de Fate, y al siguiente... estoy aquí. En el cuerpo de la chica que estaba ayudando a Tsunade."

El cuerpo de Tsunade asintió, su mente procesando cada palabra de Bruce. "Y cuando llegaste... ¿qué pasó?" preguntó Dick.

"Por mi parte," continuó Bruce, la voz de Sakura sonando como un eco de su propia lógica, "el Gran Cambio me tomó desprevenido. No supe cómo reaccionar. No sabía qué estaba pasando. Me tomó un instante descubrir que estaba en el cuerpo de una joven

Dick por su parte también comenzó a contar su vida terminando con la frase: Y la vida de Hokage... no es divertida. Es más papeleo, política y trabajo de oficina que la acción. Es como ser un detective en una oficina de correos, mientras el resto del mundo tiene la diversión."

Dick, en el cuerpo de Tsunade, miró a Sakura, a Bruce. Su corazón, que había estado tan solo durante el último mes, se sintió de repente aliviado. No estaban solos. Eran dos detectives, dos miembros de la misma familia, varados en un mundo de ninjas. El problema era inmenso, la situación era absurda, pero ahora tenían un aliado. Un aliado que era el mejor detective del mundo... en el cuerpo de una kunoichi adolescente.

La misión de Dick había cambiado. Ya no era solo una farsa para sobrevivir, era una misión de rescate para dos. El gran cambio había regresado, y la Bat-Familia tenía un nuevo caso que resolver en Konoha.

¿CONTINUARA?... (si hay algunos comentarios que así lo quieran por que ando desarrollando otras historias)

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