El Reflejo Robado: Una Vida Inesperada en un Espejo Antiguo
El sótano de la abuela, con su olor a humedad y a recuerdos guardados, era el lugar perfecto para las aventuras secretas de Johnny. Un tesoro olvidado en cada rincón, un baúl polvoriento, una caja llena de cartas amarillentas. Pero aquel día, mis ojos se posaron en una forma cubierta por una sábana vieja en la esquina más oscura. La curiosidad me picó, y con un tirón, revelé lo que se escondía debajo.
Era un espejo. No un espejo cualquiera, sino una pieza imponente, con un marco dorado y ornamentado que parecía sacado de un cuento de hadas, o de un museo. Su cristal estaba opaco, pero incluso así, sentí una extraña atracción. Al pasarle la mano para quitarle el polvo, mi propio reflejo apareció, borroso al principio, luego nítido.
Fue un instante. Un abrir y cerrar de ojos. Johnny, con sus jeans desgastados y su camiseta de rock, estaba allí, mirándose. Y luego... no.
El sótano desapareció. El olor a moho se desvaneció, reemplazado por un aroma a madera pulida y algo parecido a lavanda. El silencio dio paso a un suave murmullo de voces lejanas y el traqueteo de un tranvía. Y lo más impactante de todo, el reflejo que me devolvía el espejo ya no era el mío.
En lugar de mi rostro juvenil y mis rizos despeinados, una señorita de cabello castaño y ondulado, con unos ojos grandes y expresivos, me miraba fijamente. Llevaba un traje impecable, una falda a la rodilla, una chaqueta entallada y una blusa de cuello alto, con una elegancia que gritaba "años 50". Mis manos, ahora más pequeñas y delicadas, rozaron la tela suave de la chaqueta. Era ella. Era... yo. Pero yo ya no era Johnny.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Intenté hablar, pero de mi garganta salió un sonido ahogado. ¿Qué estaba pasando? ¿Era un sueño? ¿Una broma de la abuela?
De pronto, una voz firme y un tanto impaciente rompió mi trance. "¡Ginny! ¡Apúrate, que llegamos tarde a la oficina!"
La voz venía de alguna parte, pero no lograba ubicarla. Giré la cabeza, y el espejo que hace un segundo me mostraba la verdad de mi transformación, ahora estaba en el aparador de una tienda, entre maniquíes empolvados y objetos antiguos. Había pasado de ser un objeto personal en un sótano a una pieza de exhibición en lo que parecía una calle bulliciosa de otra época.
Mi mente trataba desesperadamente de procesar la información. ¿Ginny? ¿Oficina? ¿Qué había sido de mi? El pánico empezaba a apoderarse de mí, pero la voz, ahora más cercana, me urgió de nuevo: "¡Ginny, por el amor de Dios! ¡Muévete!"
Sin entender del todo, sin siquiera atreverme a cuestionar lo que estaba ocurriendo, me encontré dando un paso hacia adelante, alejándome del espejo y de la imagen de quien fui. Mis piernas, ahora enfundadas en medias de seda, me llevaron a la acera, donde una mujer con un sombrero elegante me esperaba con el ceño fruncido.
El mundo a mi alrededor giraba, pero de alguna manera, todo se sentía extrañamente real. Los coches antiguos pasaban, las mujeres llevaban vestidos de vuelo, los hombres sombreros. El aire era diferente, el ritmo de la gente era distinto.
Y así, sin más explicación que un reflejo robado y una voz desconocida llamando un nombre ajeno, Johnny dejó de existir. Y Ginny, la misteriosa Ginny de los años 50, comenzó a vivir una vida que nunca había imaginado. Una vida que, en ese momento, era un lienzo en blanco pintado con los colores de un pasado ajeno, y el eco de una pregunta que retumbaba en mi nueva mente: ¿Cómo había llegado hasta aquí? Y más importante aún, ¿podría algún día regresar? La aventura apenas había comenzado...
Sisi continúa, también estaría interesante que viajará a otras épocas con otros cuerpos:3
ResponderBorrarPor favor continuala
ResponderBorrarContinúa esta muy interesante
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