LAS MASCARAS QUE COPIAN (segunda parte)
Por Alexa Padme (esta es una continuación hecha por mi) Busquen las anterior partes en este Blog)
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Un Respiro
Inesperado
El señor Henderson regresó a casa
poco después, y la primera cosa que notó fue que la mesa ya estaba levantada y
los platos lavados. Will, en el cuerpo de Barbara Henderson, había sido
sorprendentemente eficiente con la ayuda de Gavin.
"¡Barbie!", exclamó el
señor Henderson, usando el diminutivo cariñoso de su esposa, al ver a La Nueva
Barbara. "Veo que dejaste todo impecable. Mañana tengo que levantarme
temprano, así que me iré a la cama ya."
El corazón de La Nueva Barbara
dio un salto de alivio. La señora Barbara Henderson/Will no le había dado
instrucciones específicas sobre cómo manejar el tema de la intimidad, y él, que
seguía siendo virgen, estaba aterrado ante la perspectiva. Escuchar al señor
Henderson decir que se iba a la cama solo y temprano fue un bálsamo.
"Claro, cariño", respondió La Nueva Barbara, forzando una sonrisa que intentaba ser convincente. Por dentro, Will suspiró, aliviado. Por lo menos esta noche estoy a salvo, pensó. La farsa se mantendría por un día más.
El Efecto
Secundario de las Máscaras
Gavin se dirigió a su habitación,
el alivio de la noche sin incidentes aún persistía. Al pasar junto a Will,
quien ahora habitaba el cuerpo de su madre, Gavin se inclinó por costumbre para
darle un beso de buenas noches en la mejilla. Will, sorprendido, se apartó con
un leve jadeo.
"¡Gavin, ¿qué haces?!",
reclamó Will, su voz femenina resonando con un tono de pánico.
Gavin retrocedió, con las
mejillas sonrojadas. "Viejo, perdón, es la costumbre", se disculpó
rápidamente. "Pero también, si no lo hago mañana al despedirme, papá
podría sospechar. Además, solo es en la mejilla." La lógica de Gavin era
innegable, y Will se dio cuenta de que cada pequeña interacción, cada hábito,
ahora se había convertido en una trampa potencial para exponer su secreto.
Will, aunque incómodo, asintió
con la cabeza. La farsa debía mantenerse a toda costa. Se dirigió al baño,
recordando las instrucciones de Barbara para desmaquillarse cuidadosamente.
Frente al espejo, vio el rostro de Barbara, libre de maquillaje, y sintió una
punzada de extrañeza. Luego, se fue a la habitación principal.
Abrió el armario de Barbara y se
encontró con una revelación. Un sinfín de lencería sexy, camisones de seda y
negligés elegantes colgaban a la vista. Will se sintió abrumado y un tanto
mortificado. Nunca había imaginado el guardarropa íntimo de la madre de su amigo
de esa manera. Buscó lo más discreto posible, decantándose por un camisón
simple y menos revelador que los demás, aunque aun así se sentía extraño con él
puesto. Mañana tendría que levantarse temprano para preparar el desayuno, tal
como Barbara lo había enseñado.
Pero durante la noche, mientras
Will se hundía en un sueño inquieto en la cama de Barbara, algo extraordinario
comenzó a suceder. El cuerpo de la señora Henderson, que ahora albergaba la
mente de Will, empezó a reaccionar y a adaptarse a su nuevo inquilino de una
manera que las máscaras tenían programado.
Pequeños fragmentos de recuerdos,
sensaciones y conocimientos que pertenecían a Barbara comenzaron a filtrarse en
la mente de Will. Era como si el cuerpo, al acostumbrarse a su nueva presencia,
compartiera parte de su esencia. Will no despertaría con una comprensión
completa de la vida de Barbara, pero tendría destellos: el lugar exacto de las
sartenes en la cocina, la forma preferida de su esposo para el café, el tono de
voz que usaba con sus amigas, incluso recuerdos de la infancia de Gavin. Estos
pequeños "fragmentos" de Barbara se integrarían en la mente de Will,
ayudándolo a no sentirse tan extraño y desorientado en su nuevo cuerpo.
Lo mismo le ocurrió a la señora
Barbara Henderson en el cuerpo de Will. También ella comenzó a asimilar algunos
de los recuerdos y patrones de pensamiento de Will. De repente, entendía el
argot adolescente, recordaba la ubicación de ciertos videojuegos o las bromas
internas de Gavin y Will. El cuerpo del adolescente, al igual que el de
Barbara, estaba intentando "ayudar" a su nueva mente a integrarse,
haciendo que ambos, de una manera extraña y casi orgánica, fueran más similares
a la persona cuyo cuerpo ahora habitaban. La adaptación forzada de sus vidas
había provocado un efecto secundario inesperado y profundo por parte de las
máscaras, alterando no solo sus cuerpos, sino también partes de sus mentes.
El Despertar
de una Nueva Realidad
El suave resplandor del amanecer
se filtraba por las cortinas, y el cuerpo de Barbara, ahora habitado por Will y
permeado por fragmentos de su memoria, se movió con una familiaridad asombrosa.
Will, ahora más Barbara que nunca, se levantó sin la acostumbrada
torpeza matutina, sus pies encontrando el camino hacia la cocina con una
extraña naturalidad. Las manos, antes ajenas, se movían con la destreza de
Barbara, preparando el café con la medida exacta y tostando el pan mientras el
aroma a desayuno se esparcía por la casa.
Con el desayuno listo, La
nueva Barbara se dirigió a la habitación principal. El señor Henderson dormía
profundamente. Will se inclinó y depositó un suave beso en la frente de su
"marido", una acción que el día anterior le habría provocado un
escalofrío. "Ya es hora, querido", susurró con una voz que, aunque
femenina, sonaba completamente natural saliendo de sus labios. El señor
Henderson apenas se revolvió, murmurando algo ininteligible.
Luego, La
nueva Barbara se dirigió a
la habitación de Gavin. Se acercó a la cama de su amigo y, con una mezcla de
instinto y los recién adquiridos recuerdos de Barbara, se inclinó. Un beso
suave que aterrizó en la frente de Gavin. "Despierta, dormilón, que se
hace tarde", dijo con la misma ternura que Barbara usaba.
Gavin, aún medio dormido,
murmuró: "Sí, mamá, ahora voy." De repente, sus ojos se abrieron de
golpe, la niebla del sueño disipándose mientras la realidad de lo sucedido la
noche anterior lo golpeaba. Miró fijamente a La Nueva Barbara. "Mamá,
¿eres tú? ¿Ya no eres Will?"
La Nueva Barbara, ahora con la
agilidad mental de Barbara, actuó con una rapidez asombrosa. Recordó el tono de
voz de Barbara, la forma en que desviaba las preguntas incómodas, la sutil
manipulación emocional que usaba. "Pero mi vida, claro que soy Will. ¿No
recuerdas lo que pasó ayer? Vaya, preguntas cosas muy raras." La voz era
de Barbara, el tono, la réplica, todo era de Barbara, pero las palabras venían
de Will. "Bueno, el desayuno ya está listo."
La ambigüedad en su respuesta, la
mezcla de la verdad de Will con la forma de ser de Barbara desarmó a Gavin. Se
sentó en la cama, la confusión grabada en su rostro. "Pero..."
"Nada de 'peros'",
interrumpió La Nueva Barbara, con una sonrisa maternal que, aunque extraña,
parecía encajar perfectamente en el rostro de Barbara. "Tu papá ya se está
levantando. Baja antes de que se enfríe."
Gavin observó a su
"madre" salir de la habitación, sus pasos firmes y decididos. Era
increíble. Will estaba actuando exactamente como Barbara, incluso sonaba como
ella. Los efectos secundarios de las máscaras eran más profundos de lo que
habían imaginado.
El Despertar
del Nuevo Will: Una Nueva Perspectiva
A varios kilómetros de distancia,
en la casa de Will, el "nuevo Will" (la señora Henderson en el cuerpo
de Will) también se levantó. Sus movimientos eran los habituales de un
adolescente: un estiramiento perezoso, un vistazo rápido al teléfono. No se
percató de que algo había cambiado hasta que se metió a bañar.
Mientras el agua caliente caía
sobre su piel, El Nuevo Will tuvo una epifanía. Se dio cuenta de que ya no le
avergonzaba la sensación de ser un hombre; de hecho, lo veía con una extraña
normalidad. Ella, como Barbara, siempre había sido una mujer sumamente
inteligente y astuta. Aunque se había dedicado al hogar, eso no le había
quitado su agudeza mental. Ahora, en el cuerpo de Will, sentía que había
perdido un poco de esa agudeza, esa perspicacia que la definía. Sin embargo,
una parte de ella pensó que quizás eso sería para mejor, que una mente menos
aguda en un cuerpo de adolescente podría ayudarla a sobrellevar las cosas.
Una pregunta crucial cruzó por su
mente: ¿Le habría pasado lo mismo a Will en su antiguo cuerpo? ¿Estaría él,
ahora como Barbara, experimentando la misma integración de recuerdos y
personalidades? La posibilidad de que Will también estuviera cambiando, asimilando
parte de su propia esencia, la intrigaba y la preocupaba al mismo tiempo.
Necesitaba saberlo.
El Nuevo
Will: Un Amanecer Diferente
El "nuevo Will" se
levantó con la rutina habitual de Will, el cuerpo que ahora habitaba. No había
un desayuno preparado esperándolo, ni la cálida voz de una madre llamándolo.
Sus padres, a diferencia de los de Gavin, eran figuras casi inexistentes
durante la semana, sumergidos en sus trabajos y apareciendo solo los fines de
semana. Will sabía que su desayuno lo encontraría en el refrigerador y que
tendría que calentarlo.
Mientras se movía por la cocina,
un recuerdo fugaz de Barbara se cruzó por su mente: la obsesión por la
limpieza, la necesidad de no dejar nada fuera de lugar. Pero en ese momento,
prevaleció la esencia de Will. "Bah", pensó El Nuevo Will,
encogiéndose de hombros, "los trastes pueden esperar". Y la cama, la
dejó deshecha, una rebelión sutil contra las costumbres impecables de Barbara,
ahora que habitaba un cuerpo con hábitos muy diferentes. Total, sus padres casi
nunca estaban para notarlo.
Barbara en
el Gimnasio: Una Transformación Inesperada
El desayuno transcurrió con
sorprendente normalidad. Will, ahora más "Barbara" que nunca, navegó
la conversación con el señor Henderson con una fluidez que lo asombró incluso a
él mismo. Los pequeños fragmentos de memoria de Barbara, combinados con su
propia adaptación, le permitían responder con la familiaridad de una esposa de
años. Al despedir a Gavin con un beso en la mejilla, y al señor Henderson con
otro en los labios, Will notó con asombro que el contacto ya no se sentía
extraño; era simplemente... una rutina.
Una vez que la casa quedó en
silencio, La Nueva Barbara sacó el itinerario que El Nuevo Will le había
dejado. La primera actividad del día: el gimnasio. Will se sintió un poco
abrumado al principio. Prometer mantener el cuerpo de Barbara en forma era una
cosa, pero enfrentarse a un gimnasio, lleno de espejos y máquinas desconocidas,
era otra. Sin embargo, para su sorpresa, una sensación extraña comenzó a
surgir. No solo no le molestaba la idea de ir, sino que sentía una inesperada motivación,
casi una urgencia, por mantener la figura que ahora poseía. Era como si la
propia Barbara, o al menos su preocupación por su físico, se hubiera anclado en
él.
Se vistió con la ropa deportiva
de Barbara, ajustada y cómoda, y se dirigió al gimnasio, sintiendo una
confianza que nunca había poseído en su propio cuerpo. Al entrar, el ambiente
le resultó familiar, no por una experiencia previa de Will, sino por los nuevos
recuerdos que se habían fusionado en su mente. Sabía dónde estaban las
mancuernas, qué máquina usar primero para calentar, e incluso la rutina de
estiramientos que Barbara solía hacer. El cuerpo se movía con una eficiencia y
una memoria muscular que no eran suyas, pero que ahora se sentían intrínsecamente
propias.
Mientras se ejercitaba, observando su reflejo en los espejos, La Nueva Barbara se dio cuenta de la magnitud de la transformación. No era solo que estaba en el cuerpo de Barbara; era que se estaba convirtiendo en Barbara, al menos en la forma en que su mente interactuaba con el mundo y con su nuevo físico. La preocupación por el peso, la satisfacción de una rutina de ejercicios completada, el deseo de mantener la estética de su cuerpo; todo esto era nuevo para Will, pero se sentía increíblemente natural para "Barbara". La promesa que le hizo a la señora Henderson era más fácil de cumplir de lo que jamás imaginó, porque ahora, realmente quería cumplirla.
Ohhhh esto se pone interesante!!!
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