LAS MASCARAS QUE COPIAN (Quinta parte)
Por Alexa Padme (esta es una continuación hecha por mi) Busquen las anterior partes en este Blog)
www. Fatralatg.blogspot.mx
Preparativos para la Noche: Una Fusión de Identidades
Barbara, cuyo cuerpo ahora era el
lienzo de las exploraciones de Will, se miró en el espejo. Aunque pasaba de los
Treinta, su figura se mantenía tan esbelta y juvenil como la de una mujer de veinticinco.
Will, con la personalidad de Barbara apagada, pero con sus recuerdos a flor de
piel, se dispuso a elegir el atuendo perfecto para su gran noche.
Buscó algo que, a él, como Will,
le hubiera encantado ver en una mujer. Eligió una blusa escotada que
realzaba el busto de Barbara, una minifalda que dejaba al descubierto
sus torneadas piernas, y el toque final: tacones de aguja y medias negras
que se ajustaban a sus muslos. Añadió algunos collares discretos, un anillo y
un reloj que complementaban el conjunto.
Fue entonces cuando Will se dio
cuenta de algo increíble y totalmente inesperado. Podía activar el
"switch" de la personalidad a medias. No necesitaba ser completamente
Barbara o completamente Will. Pudo encender la feminidad innata de Barbara,
su gracia, su confianza y su sensualidad, sin dejar de ser Will. Era una
fusión perfecta: la curiosidad y el deseo de experimentar de Will, combinados
con la experiencia y el encanto sutil de Barbara.
Gracias a esta nueva habilidad, La
Nueva Barbara se maquilló con una maestría que no era propia de Will,
acentuando los ojos y los labios de Barbara para crear un look sumamente
sensual. Practicó algunas poses frente al espejo, sus movimientos ahora fluidos
y magnéticos. Con una nueva confianza, tomó las llaves del "auto de
Barbara" y se dirigió a una ciudad cercana, un lugar donde estaba seguro
de que nadie la reconocería. La noche apenas comenzaba, y Will estaba listo
para gozar de su recién descubierta y poderosa feminidad.
Barbara en el Antro: El Poder de la Feminidad
Will, en el deslumbrante cuerpo
de Barbara, llegó a la ciudad cercana y encontró un antro que vibraba con la
energía de la noche, bastante concurrido. Estacionó el auto, y un leve
nerviosismo lo invadió al bajarse. Sin embargo, ese miedo se disipó rápidamente.
A medida que se acercaba a la entrada, todas las miradas se posaban en él,
llenas de admiración. Su elección de ropa y maquillaje había sido un acierto
rotundo; la blusa escotada, la minifalda, los tacones y las medias negras, todo
se combinaba para proyectar una imagen de sensualidad y elegancia que no pasaba
desapercibida.
Cuando llegó a la entrada, un
hombre fornido sostenía una cadena, regulando el acceso. Era el cadenero.
"¿Viene sola?", preguntó con una voz grave, su mirada escrutando.
Will, sintiendo una nueva y audaz
confianza que no era del todo suya, respondió con la voz seductora de Barbara:
"Sí, vengo sola."
Para su asombro, el cadenero
asintió con una leve sonrisa y apartó la cadena, permitiéndole el paso sin
objeciones. En ese instante, Will experimentó el verdadero poder que las
mujeres podían tener. Era seguro que él, en su cuerpo original, nunca habría pasado.
La confirmación llegó momentos después, cuando vio a un chico de unos 22 años,
sin nada particular que lo distinguiera, ser despedido por el mismo cadenero
con un rotundo "Sin pareja no entras". La disparidad era palpable; su
apariencia como Barbara le había otorgado un acceso privilegiado.
El interior del antro era un
torbellino de luces, música y cuerpos en movimiento. Will se adentró en la
multitud, sintiendo una oleada de excitación. La noche apenas comenzaba, y
estaba listo para explorar este nuevo mundo de sensaciones y coqueteo.
Barbara en la Barra: El Primer Acercamiento
Will, ahora empoderado por su
capacidad de fusionar su propia curiosidad con la sensualidad innata de
Barbara, decidió seguir el guion que había aprendido de películas y series. Se
dirigió a la barra, eligió un asiento estratégicamente visible y, con un movimiento
fluido, cruzó sus piernas, sintiendo el ajuste de la minifalda y el roce de las
pantimedias. "Una margarita, por favor", pidió al barman, optando por
la bebida favorita de Barbara, un detalle que el "switch" de
personalidad le había proporcionado.
No pasaron ni cinco minutos
cuando un hombre se acercó, su mirada demasiado intensa, su postura revelando
una confianza rayana en la arrogancia. "Hola, preciosa, ¿vienes sola? ¿Te
puedo acompañar?", dijo con una voz que Will reconoció de inmediato como
la de un "macho de los de película".
Por un instante, Will sintió una
punzada de nerviosismo. Sin embargo, la personalidad de Barbara, activada justo
en el punto medio, le dio la respuesta. Con una sonrisa sutil y una inclinación
ligera de cabeza, La Nueva Barbara lo miró a los ojos y respondió con una voz
que era a la vez suave y firme, llena de una sensualidad controlada. "Gracias
por tu amabilidad, pero por ahora prefiero disfrutar de mi margarita y de mi
propia compañía." No fue una negativa brusca, sino un rechazo envuelto
en una cortesía tan encantadora que el hombre, aunque decepcionado, asintió y
se retiró, dejando a La Nueva Barbara sorprendido por la efectividad de esa
sutileza.
Fue un claro recordatorio del
poder de Barbara: su forma de manejar las situaciones con gracia y confianza,
incluso al rechazar a alguien. Will se dio cuenta de que no solo estaba
explorando el cuerpo de Barbara, sino también sus habilidades sociales, una
herramienta mucho más poderosa de lo que jamás imaginó.
Encuentros en la Noche: La Estrategia de Richard
El magnetismo de Barbara era
innegable. En menos de media hora, otros tres hombres intentaron acercársele,
pero Will, con el "switch" de Barbara activado a medias, los despachó
con la misma mezcla de elegancia y sensualidad. Se sentía cada vez más seguro
en este nuevo rol, disfrutando del poder de la feminidad de una manera que
nunca había imaginado.
Entonces, un hombre que destacaba
entre la multitud se acercó. Era bastante guapo, con una sonrisa
cautivadora y una presencia relajada. "¿Está ocupado el asiento junto a
usted?", preguntó con una voz suave, su mirada cálida. Will pensó:
"Vaya, qué estrategia más trillada", pero la curiosidad le picó.
Decidió seguir el juego.
"No, para nada",
respondió La Nueva Barbara con una sonrisa encantadora, indicándole el asiento.
"¿Puedo invitarle una
copa?", ofreció él.
"Me encantaría", aceptó
Will, la voz de Barbara sonando genuinamente complacida.
Una charla fluida e
interesante comenzó a desarrollarse entre ambos. El hombre se presentó como
Richard y añadió, con un guiño, "puedes decirme Dick". La Nueva
Barbara descubrió que Richard era bastante entretenido, con un sentido del
humor agudo y una conversación inteligente que iba más allá de los clichés del
antro. La noche transcurría de manera perfecta, una mezcla de coqueteo sutil y
conexión genuina.
Pero algo iba a pasar que Will no
podía prever, algo que el "switch" de personalidad y los recuerdos de
Barbara no le habían preparado para enfrentar.
Un Beso Inesperado: La Fusión Peligrosa de Personalidades
Mientras la conversación fluía
con Richard, Will, en el cuerpo de Barbara, se sentía cada vez más a gusto. La
ironía era palpable: Barbara, la original, le gustaban los hombres como
Richard. De hecho, si lo poníamos en perspectiva, era el tipo de hombre de su
marido. Pero Will, en su experimentación con la feminidad y la personalidad de
Barbara, no se dio cuenta de un detalle crucial: Barbara no era muy
resistente al alcohol.
Con su quinta margarita, los
sentidos de La Nueva Barbara empezaron a emborronarse. La música se sentía más
fuerte, las luces más brillantes, y las risas de Richard sonaban más cercanas y
envolventes. Con la sexta, la claridad de pensamiento desapareció casi por
completo. La habilidad de Will para mantener el "switch" de
personalidad a medias se tambaleaba bajo el efecto del alcohol.
Richard, astuto y con
experiencia, seguramente se dio cuenta del cambio en el estado de La Nueva
Barbara. En un momento de distracción, mientras Will reía de un chiste, Richard
se acercó y le plantó un beso.
No era como los besos castos que Will, en el cuerpo de Barbara, le daba a su marido, besos que hasta el momento había logrado mantener sin pasión. Este beso era diferente. Era profundo, exigente, y el alcohol había borrado las barreras. Sin el control absoluto, y con el "switch" de Barbara a la mitad que lo hacía sentir más mujer que nunca, Will experimentó algo que no esperaba. Los sentimientos de Barbara, sus gustos y deseos, se fusionaron su embriaguez
En lugar de retroceder o sentirse
incómodo, La Nueva Barbara empezó a disfrutar el beso. La pasión de
Richard, la sensación de sus labios, la cercanía, todo se sentía… bien. Y en
ese momento de euforia y confusión, Will, como Barbara, no se contuvo.
CONTINUARÁ
No he visto comentarios, así que hasta aquí dejare la historia, si veo mas interés continuare
Continúalo por favor, estás llevando muy bien la historia :)
ResponderBorrarNo pares esta quedando muy bien
ResponderBorrarMe gusta el desarrollo que le estás dando
ResponderBorrar