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sábado, 7 de junio de 2025

Las Mascaras que copian Secuela Quinta parte

  LAS MASCARAS QUE COPIAN (Quinta parte)

Por Alexa Padme (esta es una continuación hecha por mi) Busquen las anterior partes en este Blog)


www. Fatralatg.blogspot.mx

(Si quieren mas comenten si no veo comentarios, creo que no les interesa)

No he visto comentarios, así que hasta aquí dejare la historia, si veo mas interés continuare

Preparativos para la Noche: Una Fusión de Identidades

Barbara, cuyo cuerpo ahora era el lienzo de las exploraciones de Will, se miró en el espejo. Aunque pasaba de los Treinta, su figura se mantenía tan esbelta y juvenil como la de una mujer de veinticinco. Will, con la personalidad de Barbara apagada, pero con sus recuerdos a flor de piel, se dispuso a elegir el atuendo perfecto para su gran noche.

Buscó algo que, a él, como Will, le hubiera encantado ver en una mujer. Eligió una blusa escotada que realzaba el busto de Barbara, una minifalda que dejaba al descubierto sus torneadas piernas, y el toque final: tacones de aguja y medias negras que se ajustaban a sus muslos. Añadió algunos collares discretos, un anillo y un reloj que complementaban el conjunto.

Fue entonces cuando Will se dio cuenta de algo increíble y totalmente inesperado. Podía activar el "switch" de la personalidad a medias. No necesitaba ser completamente Barbara o completamente Will. Pudo encender la feminidad innata de Barbara, su gracia, su confianza y su sensualidad, sin dejar de ser Will. Era una fusión perfecta: la curiosidad y el deseo de experimentar de Will, combinados con la experiencia y el encanto sutil de Barbara.

Gracias a esta nueva habilidad, La Nueva Barbara se maquilló con una maestría que no era propia de Will, acentuando los ojos y los labios de Barbara para crear un look sumamente sensual. Practicó algunas poses frente al espejo, sus movimientos ahora fluidos y magnéticos. Con una nueva confianza, tomó las llaves del "auto de Barbara" y se dirigió a una ciudad cercana, un lugar donde estaba seguro de que nadie la reconocería. La noche apenas comenzaba, y Will estaba listo para gozar de su recién descubierta y poderosa feminidad.


Barbara en el Antro: El Poder de la Feminidad

Will, en el deslumbrante cuerpo de Barbara, llegó a la ciudad cercana y encontró un antro que vibraba con la energía de la noche, bastante concurrido. Estacionó el auto, y un leve nerviosismo lo invadió al bajarse. Sin embargo, ese miedo se disipó rápidamente. A medida que se acercaba a la entrada, todas las miradas se posaban en él, llenas de admiración. Su elección de ropa y maquillaje había sido un acierto rotundo; la blusa escotada, la minifalda, los tacones y las medias negras, todo se combinaba para proyectar una imagen de sensualidad y elegancia que no pasaba desapercibida.

Cuando llegó a la entrada, un hombre fornido sostenía una cadena, regulando el acceso. Era el cadenero. "¿Viene sola?", preguntó con una voz grave, su mirada escrutando.

Will, sintiendo una nueva y audaz confianza que no era del todo suya, respondió con la voz seductora de Barbara: "Sí, vengo sola."

Para su asombro, el cadenero asintió con una leve sonrisa y apartó la cadena, permitiéndole el paso sin objeciones. En ese instante, Will experimentó el verdadero poder que las mujeres podían tener. Era seguro que él, en su cuerpo original, nunca habría pasado. La confirmación llegó momentos después, cuando vio a un chico de unos 22 años, sin nada particular que lo distinguiera, ser despedido por el mismo cadenero con un rotundo "Sin pareja no entras". La disparidad era palpable; su apariencia como Barbara le había otorgado un acceso privilegiado.

El interior del antro era un torbellino de luces, música y cuerpos en movimiento. Will se adentró en la multitud, sintiendo una oleada de excitación. La noche apenas comenzaba, y estaba listo para explorar este nuevo mundo de sensaciones y coqueteo.





Barbara en la Barra: El Primer Acercamiento

Will, ahora empoderado por su capacidad de fusionar su propia curiosidad con la sensualidad innata de Barbara, decidió seguir el guion que había aprendido de películas y series. Se dirigió a la barra, eligió un asiento estratégicamente visible y, con un movimiento fluido, cruzó sus piernas, sintiendo el ajuste de la minifalda y el roce de las pantimedias. "Una margarita, por favor", pidió al barman, optando por la bebida favorita de Barbara, un detalle que el "switch" de personalidad le había proporcionado.

No pasaron ni cinco minutos cuando un hombre se acercó, su mirada demasiado intensa, su postura revelando una confianza rayana en la arrogancia. "Hola, preciosa, ¿vienes sola? ¿Te puedo acompañar?", dijo con una voz que Will reconoció de inmediato como la de un "macho de los de película".

Por un instante, Will sintió una punzada de nerviosismo. Sin embargo, la personalidad de Barbara, activada justo en el punto medio, le dio la respuesta. Con una sonrisa sutil y una inclinación ligera de cabeza, La Nueva Barbara lo miró a los ojos y respondió con una voz que era a la vez suave y firme, llena de una sensualidad controlada. "Gracias por tu amabilidad, pero por ahora prefiero disfrutar de mi margarita y de mi propia compañía." No fue una negativa brusca, sino un rechazo envuelto en una cortesía tan encantadora que el hombre, aunque decepcionado, asintió y se retiró, dejando a La Nueva Barbara sorprendido por la efectividad de esa sutileza.

Fue un claro recordatorio del poder de Barbara: su forma de manejar las situaciones con gracia y confianza, incluso al rechazar a alguien. Will se dio cuenta de que no solo estaba explorando el cuerpo de Barbara, sino también sus habilidades sociales, una herramienta mucho más poderosa de lo que jamás imaginó.



Encuentros en la Noche: La Estrategia de Richard

El magnetismo de Barbara era innegable. En menos de media hora, otros tres hombres intentaron acercársele, pero Will, con el "switch" de Barbara activado a medias, los despachó con la misma mezcla de elegancia y sensualidad. Se sentía cada vez más seguro en este nuevo rol, disfrutando del poder de la feminidad de una manera que nunca había imaginado.

Entonces, un hombre que destacaba entre la multitud se acercó. Era bastante guapo, con una sonrisa cautivadora y una presencia relajada. "¿Está ocupado el asiento junto a usted?", preguntó con una voz suave, su mirada cálida. Will pensó: "Vaya, qué estrategia más trillada", pero la curiosidad le picó. Decidió seguir el juego.

"No, para nada", respondió La Nueva Barbara con una sonrisa encantadora, indicándole el asiento.

"¿Puedo invitarle una copa?", ofreció él.

"Me encantaría", aceptó Will, la voz de Barbara sonando genuinamente complacida.

Una charla fluida e interesante comenzó a desarrollarse entre ambos. El hombre se presentó como Richard y añadió, con un guiño, "puedes decirme Dick". La Nueva Barbara descubrió que Richard era bastante entretenido, con un sentido del humor agudo y una conversación inteligente que iba más allá de los clichés del antro. La noche transcurría de manera perfecta, una mezcla de coqueteo sutil y conexión genuina.

Pero algo iba a pasar que Will no podía prever, algo que el "switch" de personalidad y los recuerdos de Barbara no le habían preparado para enfrentar.




Un Beso Inesperado: La Fusión Peligrosa de Personalidades

Mientras la conversación fluía con Richard, Will, en el cuerpo de Barbara, se sentía cada vez más a gusto. La ironía era palpable: Barbara, la original, le gustaban los hombres como Richard. De hecho, si lo poníamos en perspectiva, era el tipo de hombre de su marido. Pero Will, en su experimentación con la feminidad y la personalidad de Barbara, no se dio cuenta de un detalle crucial: Barbara no era muy resistente al alcohol.

Con su quinta margarita, los sentidos de La Nueva Barbara empezaron a emborronarse. La música se sentía más fuerte, las luces más brillantes, y las risas de Richard sonaban más cercanas y envolventes. Con la sexta, la claridad de pensamiento desapareció casi por completo. La habilidad de Will para mantener el "switch" de personalidad a medias se tambaleaba bajo el efecto del alcohol.

Richard, astuto y con experiencia, seguramente se dio cuenta del cambio en el estado de La Nueva Barbara. En un momento de distracción, mientras Will reía de un chiste, Richard se acercó y le plantó un beso.

No era como los besos castos que Will, en el cuerpo de Barbara, le daba a su marido, besos que hasta el momento había logrado mantener sin pasión. Este beso era diferente. Era profundo, exigente, y el alcohol había borrado las barreras. Sin el control absoluto, y con el "switch" de Barbara a la mitad que lo hacía sentir más mujer que nunca, Will experimentó algo que no esperaba. Los sentimientos de Barbara, sus gustos y deseos, se fusionaron su embriaguez

En lugar de retroceder o sentirse incómodo, La Nueva Barbara empezó a disfrutar el beso. La pasión de Richard, la sensación de sus labios, la cercanía, todo se sentía… bien. Y en ese momento de euforia y confusión, Will, como Barbara, no se contuvo.




CONTINUARÁ

No he visto comentarios, así que hasta aquí dejare la historia, si veo mas interés continuare

 





 

3 comentarios:

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