LAS MASCARAS QUE COPIAN (Novena parte)
Por Alexa Padme (esta es una continuación hecha por mi) Busquen las anterior partes en este Blog)
www. Fatralatg.blogspot.mx
La nueva Barbara
Will, quien se había transformado
en Barbara Henderson, había aceptado su nueva realidad con una mezcla de
asombro y una creciente sensación de poder. Recordaba vagamente su vida
anterior como Will, como un sueño lejano y menos vibrante. Las palabras de la
otra "Barbara" resonaban en su mente con una claridad escalofriante:
"Querías ser yo, y ahora lo eres". Y, en muchos sentidos, era verdad.
Aunque la pérdida de sus años de juventud era innegable, la perspectiva de
vivir como una mujer adulta, una mujer atractiva y con una vida social activa,
tenía un atractivo irresistible Barbara tenia casi 35 y Will tenia 15 lo que
significaba 20 años menos de vida, pero pensó que valía la pena.
Sus salidas de compras se habían
convertido en una exploración fascinante de su nueva identidad. Acompañado por
las amigas de Barbara, ahora sus propias amigas, descubría el placer de elegir
vestidos que realzaban sus curvas femeninas, de probarse jeans ajustados que
moldeaban sus piernas, de seleccionar blusas que destacaban su escote. Cada
prenda se sentía como una nueva capa de su ser, una faceta de Barbara que ahora
era suya. Y las exclamaciones de sus amigas, llenas de una envidia juguetona,
eran una confirmación constante de su transformación. "¡Te queda
espectacular, Barbie!", exclamaban, sus ojos recorriendo su figura con
admiración. "¡Ojalá yo tuviera tu tipo!" Estas palabras, aunque
dirigidas al cuerpo de Will, eran absorbidas por la conciencia de Barbara,
alimentando una vanidad recién descubierta.
Las conversaciones con sus amigas
eran un crisol de temas femeninos que antes le eran ajenos: relaciones, moda,
chismes del vecindario, planes para el fin de semana. Barbara, con la mente
curiosa y adaptable que siempre había tenido, se sumergía en estas charlas,
aprendiendo los códigos y las sutilezas de la amistad femenina adulta. A veces,
un comentario o una anécdota de su vida anterior como Will se colaba en la
conversación, pero lograba disfrazarlo con una sonrisa y una excusa vaga,
atribuyéndolo a un "lapsus" o a un recuerdo confuso.
Lo que más le sorprendía era la
atención que ahora recibía. Hombres y mujeres por igual se giraban para
mirarle. Los hombres lo abordaban con piropos discretos o invitaciones a tomar
una copa, halagando su belleza y su estilo. Barbara, aunque inicialmente torpe,
aprendió rápidamente a manejar estas situaciones con la gracia y la
desenvoltura de Barbara Henderson. Sonrisas coquetas, respuestas ingeniosas, un
ligero toque de misterio: había heredado el arte del coqueteo. Pero también
notaba las miradas de admiración de otras mujeres, algunas abiertamente
curiosas, otras con un brillo de interés que iba más allá de la simple amistad.
Barbara, explorando las complejidades de su nueva identidad, comenzaba a
comprender el espectro de la atracción y el poder que emanaba de su feminidad
adquirida.
En cada salida, en cada interacción, Barbara se afirmaba más en su nuevo rol. Will se desvanecía en la memoria, reemplazado por la palpable realidad de ser Barbara Henderson. La pérdida de su juventud era un precio, sí, pero las recompensas de esta nueva vida, llena de experiencias sensoriales y sociales que nunca antes había conocido, eran cada vez más seductoras. La envidia en los ojos de sus amigas, la admiración de los extraños, todo contribuía a cimentar su identidad, la identidad de Barbara, que ahora sentía tan propia como el cuerpo que habitaba.
La Nueva Barbara: Cariñosa y Estratégica con Gavin
La nueva Barbara, con la mente de
Will ahora adaptada a su nueva identidad femenina y maternal, había descubierto
una forma particular de diversión: molestar a Gavin con un afecto
desbordante. Este comportamiento era exclusivo del hogar, un juego privado
entre ellos. La Nueva Barbara era consciente de la necesidad de mantener las
apariencias. No le gustaría poner en ridículo a su mejor amigo (ahora su hijo)
en público.
En casa, sin embargo, la
"nueva Barbara" se volvía sumamente amorosa y un tanto empalagosa.
Constantemente le pedía abrazos y besos, a menudo en los momentos más
inoportunos para Gavin, como cuando intentaba relajarse o concentrarse en algo.
Siempre quería "ayudarlo" con sus problemas, incluso los más
triviales, ofreciendo consejos y soluciones con una insistencia que Gavin
encontraba exasperante.
Odiaba como su nueva madre le
decía que debería tener una novia, que debería de aprender de Will, y también
le pregunto si ya su padre había tenido la platica de como hacer bebes, por que
si quería ella estaba dispuesta a darle una charla a lo que Gavin se le quedaba
viendo con cara de asco y diciendo “mamá
no te pases”
Un día, la "nueva
Barbara" sugirió con una sonrisa zalamera: "Gavin, cariño, ¿por qué
no invitamos a William y a Rose a cenar? Hace tiempo que no los veo, y como
Will es tu mejor amigo, ¡sería un placer tenerlo en casa!". No era un intento
de "pasar tiempo con su antiguo cuerpo", sino un gesto de la
"madre" de Gavin que quería agradar al "mejor amigo" de su
hijo, y de paso, molestar a Gavin al forzar una cena con la extraña dinámica de
sus identidades.
Para La Nueva Barbara, esta
"sobre protección y amor" sobre Gavin era una fuente inagotable de gracia
y diversión. Era una forma de ejercer su nuevo rol maternal, de explorar
los límites de su personaje y, quizás, de recordarle a Gavin quién estaba ahora
a cargo de su vida familiar, todo mientras se deleitaba en la incomodidad de su
"hijo". La risa interna de Will, oculta tras la afectuosa sonrisa de
Barbara, era una señal de lo cómodo que se sentía en su nueva piel, incluso al
punto de disfrutar el sutil tormento de su antiguo amigo.
La Nueva Intimidad: Will como Barbara y el Regalo Inesperado
La adaptación de Will a la vida
de Barbara había sido asombrosa, y su creciente comodidad en el cuerpo de la
madre de Gavin lo llevó a explorar facetas que jamás imaginó. Con el
"switch" de Barbara casi siempre apagado, Will había aprendido a ser
la señora Henderson sin esfuerzo, encontrando una extraña plenitud en su rol.
Sorprendentemente, una de las áreas donde más se había transformado era en la intimidad
con su marido. La antigua Barbara, según los recuerdos a los que Will tenía
acceso, había tenido una vida marital algo escasa en el ámbito físico, con una
rutina más por deber que por pasión. Pero Will, con su mente de joven
adaptándose a una nueva sensualidad y su deseo innato de experimentar,
descubrió un placer inesperado en las noches con el señor Henderson.
La "nueva Barbara" era
mucho más activa, apasionada y espontánea en la cama. Sus movimientos,
que antes le resultaban extraños, ahora se sentían naturales, guiados por una
mezcla de la curiosidad de Will y la latente feminidad de Barbara. Este cambio
no pasó desapercibido para el señor Henderson. De ser un marido quizás un poco
resignado, se encontró con una esposa revitalizada, más cariñosa y atenta. Él
la mimaba y la consentía más, notando con deleite esa nueva chispa y
pasión que Barbara irradiaba. La colmaba de atenciones, pequeños gestos de
cariño y halagos, lo que a su vez retroalimentaba la confianza de Will en su
papel.
Esta nueva y vibrante interacción
marital se volvió mucho más frecuente, casi una rutina de descubrimiento
mutuo. La pasión y la conexión entre ellos crecieron exponencialmente. Sin
embargo, lo que empezó como una exploración curiosa, pronto se convirtió en
algo mucho más concreto y abrumador.
Un día, la "nueva
Barbara" notó que su regla no le había venido. Al principio, Will,
con su mentalidad de adolescente, no le dio mucha importancia. Pensó que el
estrés o el cambio de rutina podían haber afectado el ciclo. Pero a medida que
los días se convirtieron en semanas, una punzada de pánico comenzó a crecer en
su pecho. Los recuerdos de Barbara sobre los síntomas del embarazo, la náusea
matutina y los cambios en el cuerpo, empezaron a resonar en su mente con una
intensidad escalofriante.
El miedo lo invadió. ¿Sería
posible? No quería ni pensarlo. Con el corazón martilleándole en el pecho, y
sin decirle nada a Gavin o a su "marido", Will se dirigió
sigilosamente a una farmacia en otra ciudad, lejos de donde lo conocieran. Con
manos temblorosas, compró uno de esos aparatos caseros que detectan si estás
embarazada. La imagen de sí mismo, Will, un adolescente, comprando una
prueba de embarazo en el cuerpo de una mujer adulta, era surrealista y
aterradora a la vez.
El resultado, que apareció
minutos después en la soledad del baño, fue inconfundible: dos líneas claras.
Barbara Henderson, a sus 32 años, estaba embarazada. Y el "padre" era
su marido, el señor Henderson. La farsa había alcanzado un nivel de permanencia
y complejidad que Will jamás podría haber imaginado, y la vida que había
decidido gozar ahora tenía una consecuencia que lo ataba de una manera
inquebrantable al destino de Barbara Henderson.
Un Eco del Pasado: La Sorpresa de la "Nueva Barbara"
Gavin, con la boca llena de la
emocionante noticia, corrió a encontrar al nuevo "Will. El chico, que
ahora era su mejor amigo, estaba distraído, probablemente pensando en Rose o en
los videojuegos. "¡Voy a tener un hermano o hermana!", exclamó Gavin,
eufórico. "¡Mi mamá está embarazada!"
La reacción de "Will"
fue instantánea y sorprendente. Su rostro, el rostro adolescente de Will, se
contorsionó en una expresión de profunda extrañeza y sobresalto. Sus
ojos, los de Will, se abrieron con una mezcla de confusión y asombro.
"Un... ¿un hermano?", preguntó, su voz sonando inusualmente ahogada
para Will. "¿Yo... tu mamá está embarazada?" La frase salió
con una autenticidad que heló a Gavin. Por un microsegundo, fue como si la
verdadera Barbara Henderson, la madre que había sido, emergiera de las profundidades
de la fusión, reaccionando a la noticia de su propio embarazo con una
incredulidad abrumadora.
Luego, tan rápido como había
aparecido, ese destello de la antigua Barbara se desvaneció. La expresión de
Will regresó a la normalidad, y una sonrisa se extendió por su rostro.
"¡Ah, sí! ¡Genial, Gavin!", exclamó con el entusiasmo habitual de Will.
"¡Felicidades, vas a tener un hermanito o hermanita! ¡Eso es asombroso!
¡Seguro que tus padres están súper felices!" La breve y aterradora
aparición de la conciencia de Barbara se había extinguido, dejando solo al
"nuevo Will", el adolescente mejorado, contento por la noticia del
embarazo de la madre de su amigo.
La Lucha Interna de Will: Embarazo y Aceptación Forzada
La noticia del embarazo de
"Barbara" había sido recibida con euforia por su marido y con
resignación por Gavin, pero para Will, la persona real en el cuerpo de Barbara,
la realidad era abrumadora. Una vez a solas en la intimidad de su habitación,
Will apagó el "switch" de Barbara. La risa forzada y la alegría
maternal se desvanecieron, dejando paso a un torbellino de emociones.
Se decía a sí misma, con la mente
de Will, que eso no era posible. Le gustaba ser Barbara, sí, y había llegado a
disfrutar su nueva vida, pero nunca pensó en estar embarazada. La idea
de gestar una vida, los cambios en el cuerpo, el parto, la maternidad... eran
conceptos ajenos y aterradores para su mente adolescente. No sabía qué iba a
pasar ahora, si podría sobrellevar el embarazo, si estaba preparado para ser
madre.
El pánico lo consumió. Con un
acto de desesperación, Will volvió a encender el "switch" de Barbara
al 100%. La transformación fue instantánea. La angustia se disipó, reemplazada
por una oleada de afecto y alegría. Una vez más, Barbara Henderson, la
original, tomó el control, y con ella, la emoción genuina de la maternidad.
"No seas tonta", se
dijo a sí misma La Nueva Barbara, con la voz y el pensamiento de la verdadera
Barbara. "Tú querías esto. Como Barbara Henderson, debes estar feliz por
estar esperando un bebé."
La mente de Will se vio superada
por la de Barbara, arrastrada por la corriente de la felicidad y el propósito
maternal. Era una aceptación forzada, una rendición a la voluntad de la
personalidad que ahora lo dominaba por completo. El embarazo no solo significaba
un cambio físico; sellaba la irreversible fusión de identidades, haciendo que
la vida de Barbara fuera ahora la única realidad de Will, incluso en sus
aspectos más fundamentales. La última resistencia de Will se había desvanecido
ante la inminente llegada de una nueva vida.
La Rendición Final: Will Acepta su Destino como Barbara
Will, en el cuerpo de Barbara,
apagó el "switch" una vez más, buscando su propia conciencia. Pero
esta vez, no hubo pánico, ni angustia, ni la desesperada lucha por negar la
realidad. En ese instante, con una claridad inquietante y casi serena, se dio
cuenta de algo que ya sabía en lo más profundo de su ser, una verdad que la
constante inmersión en la personalidad de Barbara había grabado en su alma: él
era Barbara Henderson.
Era una mujer amorosa, que amaba
a su hijo Gavin, y que amaba a su marido. Y como Barbara, con todo su ser y con
el corazón de la mujer que ahora era, amaría al nuevo bebé que venía en
camino. La farsa se había vuelto su verdad más palpable. El aluvión de
emociones que sentía, la felicidad, la expectación, la ternura que surgía al
pensar en el pequeño ser que crecía dentro de "su" cuerpo, eran
absolutamente genuinas. Ya no eran reacciones prestadas del "switch";
eran suyas.
La introspección se profundizó al
pensar en el bebé. Ese pequeño ser, ajeno a la intrincada historia de las
máscaras, del intercambio de almas y de las vidas que se habían perdido y
encontrado. Para ese bebé, él sería simplemente su madre, Barbara Henderson.
El bebé nunca sabría el oscuro secreto, la improbable cadena de eventos que
llevó a un hombre adolescente a convertirse en su progenitora. Crecería con la
verdad que se le presentaría: una madre cariñosa, un padre amoroso y un hermano
mayor. Su existencia sería la prueba viviente de la nueva realidad, una
realidad donde el pasado de Will como un hombre había sido borrado para
siempre, reemplazado por la plenitud de la maternidad femenina.
No importaría lo que pasara, él
sería su madre. Y con esa certeza, la última resistencia de Will se disolvió.
Su antigua vida se había desvanecido, dejando solo la de la mujer que ahora
era, una mujer que abrazaba la maternidad con una alegría genuina y una
identidad que, aunque construida sobre la de otro, ahora sentía como propia,
inquebrantable e irrefutable.
La Realidad del Embarazo: Aceptación y Tranquilidad
Will, en el cuerpo de Barbara, no
tardó en experimentar los verdaderos efectos del embarazo. Los mareos y
vómitos constantes se convirtieron en su nueva rutina matutina, seguidos de
antojos de lo más raros que mantenían a su marido divertido y atento.
Una necesidad inusual de ser querida y mimada por sus seres cercanos se
apoderó de ella, y su marido respondía con una devoción que Will, como Barbara,
encontraba profundamente gratificante. Cada caricia, cada palabra de aliento,
afianzaba más su rol de futura madre.
En medio de esta nueva etapa,
ocurrió una tarde muy agradable. El "nuevo Will" (la señora
Henderson, ahora completamente fusionada con la personalidad de Will) y Rose
fueron a visitar a la familia Henderson. Will, en el cuerpo de Barbara, observó
a "Will" con una curiosidad y una serenidad que no había sentido
antes. Ya no había la angustia por la identidad perdida de Barbara. Lo que vio
fue a un hombre responsable y amoroso con su novia, Rose. Las bromas de
"Will" eran más maduras, su conversación más coherente y su
presencia, más segura. La antigua personalidad desorganizada de Will se había
transformado.
Esta observación profunda puso a
Will (la "nueva Barbara") muy tranquilo. La realización fue clara: ya
no existía Barbara Henderson en su cuerpo. La fusión había sido completa.
Pero, al mismo tiempo, su propia personalidad (Will) había mejorado
exponencialmente al absorber lo mejor de Barbara. La reciprocidad de la
transformación era innegable. Su cuerpo, el de Will, estaba en buenas manos,
cuidado por una versión madurada y amorosa del mejor amigo de su hijo. Mientras
Will se preparaba para la maternidad, una extraña paz se instaló en su corazón
al saber que, aunque su vida había tomado un giro inimaginable, al menos la
otra mitad de la ecuación había encontrado un camino igualmente digno.
CONTINUARÁ
No he visto comentarios, así que hasta aquí dejare la historia, si veo mas interés continuare
Si la dejas aquí ya está bien pero si la continúas no me quejo
ResponderBorrarMmm, pienso que aquí podría ser un buen cierre, pero también me da curiosidad que más podrías meterle, el momento del parto tal vez? En fin, espero pacientemente la próxima actualización... si es que la hay
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