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miércoles, 18 de junio de 2025

Las Mascaras que copian Secuela Novena parte

   LAS MASCARAS QUE COPIAN (Novena parte)

Por Alexa Padme (esta es una continuación hecha por mi) Busquen las anterior partes en este Blog)


www. Fatralatg.blogspot.mx

(Si quieren mas comenten si no veo comentarios, creo que no les interesa)


La nueva Barbara

Will, quien se había transformado en Barbara Henderson, había aceptado su nueva realidad con una mezcla de asombro y una creciente sensación de poder. Recordaba vagamente su vida anterior como Will, como un sueño lejano y menos vibrante. Las palabras de la otra "Barbara" resonaban en su mente con una claridad escalofriante: "Querías ser yo, y ahora lo eres". Y, en muchos sentidos, era verdad. Aunque la pérdida de sus años de juventud era innegable, la perspectiva de vivir como una mujer adulta, una mujer atractiva y con una vida social activa, tenía un atractivo irresistible Barbara tenia casi 35 y Will tenia 15 lo que significaba 20 años menos de vida, pero pensó que valía la pena.

Sus salidas de compras se habían convertido en una exploración fascinante de su nueva identidad. Acompañado por las amigas de Barbara, ahora sus propias amigas, descubría el placer de elegir vestidos que realzaban sus curvas femeninas, de probarse jeans ajustados que moldeaban sus piernas, de seleccionar blusas que destacaban su escote. Cada prenda se sentía como una nueva capa de su ser, una faceta de Barbara que ahora era suya. Y las exclamaciones de sus amigas, llenas de una envidia juguetona, eran una confirmación constante de su transformación. "¡Te queda espectacular, Barbie!", exclamaban, sus ojos recorriendo su figura con admiración. "¡Ojalá yo tuviera tu tipo!" Estas palabras, aunque dirigidas al cuerpo de Will, eran absorbidas por la conciencia de Barbara, alimentando una vanidad recién descubierta.



Las conversaciones con sus amigas eran un crisol de temas femeninos que antes le eran ajenos: relaciones, moda, chismes del vecindario, planes para el fin de semana. Barbara, con la mente curiosa y adaptable que siempre había tenido, se sumergía en estas charlas, aprendiendo los códigos y las sutilezas de la amistad femenina adulta. A veces, un comentario o una anécdota de su vida anterior como Will se colaba en la conversación, pero lograba disfrazarlo con una sonrisa y una excusa vaga, atribuyéndolo a un "lapsus" o a un recuerdo confuso.

Lo que más le sorprendía era la atención que ahora recibía. Hombres y mujeres por igual se giraban para mirarle. Los hombres lo abordaban con piropos discretos o invitaciones a tomar una copa, halagando su belleza y su estilo. Barbara, aunque inicialmente torpe, aprendió rápidamente a manejar estas situaciones con la gracia y la desenvoltura de Barbara Henderson. Sonrisas coquetas, respuestas ingeniosas, un ligero toque de misterio: había heredado el arte del coqueteo. Pero también notaba las miradas de admiración de otras mujeres, algunas abiertamente curiosas, otras con un brillo de interés que iba más allá de la simple amistad. Barbara, explorando las complejidades de su nueva identidad, comenzaba a comprender el espectro de la atracción y el poder que emanaba de su feminidad adquirida.

 En cada salida, en cada interacción, Barbara se afirmaba más en su nuevo rol. Will se desvanecía en la memoria, reemplazado por la palpable realidad de ser Barbara Henderson. La pérdida de su juventud era un precio, sí, pero las recompensas de esta nueva vida, llena de experiencias sensoriales y sociales que nunca antes había conocido, eran cada vez más seductoras. La envidia en los ojos de sus amigas, la admiración de los extraños, todo contribuía a cimentar su identidad, la identidad de Barbara, que ahora sentía tan propia como el cuerpo que habitaba.



La Nueva Barbara: Cariñosa y Estratégica con Gavin

La nueva Barbara, con la mente de Will ahora adaptada a su nueva identidad femenina y maternal, había descubierto una forma particular de diversión: molestar a Gavin con un afecto desbordante. Este comportamiento era exclusivo del hogar, un juego privado entre ellos. La Nueva Barbara era consciente de la necesidad de mantener las apariencias. No le gustaría poner en ridículo a su mejor amigo (ahora su hijo) en público.

En casa, sin embargo, la "nueva Barbara" se volvía sumamente amorosa y un tanto empalagosa. Constantemente le pedía abrazos y besos, a menudo en los momentos más inoportunos para Gavin, como cuando intentaba relajarse o concentrarse en algo. Siempre quería "ayudarlo" con sus problemas, incluso los más triviales, ofreciendo consejos y soluciones con una insistencia que Gavin encontraba exasperante.

Odiaba como su nueva madre le decía que debería tener una novia, que debería de aprender de Will, y también le pregunto si ya su padre había tenido la platica de como hacer bebes, por que si quería ella estaba dispuesta a darle una charla a lo que Gavin se le quedaba viendo con cara de asco y  diciendo “mamá no te pases”

Un día, la "nueva Barbara" sugirió con una sonrisa zalamera: "Gavin, cariño, ¿por qué no invitamos a William y a Rose a cenar? Hace tiempo que no los veo, y como Will es tu mejor amigo, ¡sería un placer tenerlo en casa!". No era un intento de "pasar tiempo con su antiguo cuerpo", sino un gesto de la "madre" de Gavin que quería agradar al "mejor amigo" de su hijo, y de paso, molestar a Gavin al forzar una cena con la extraña dinámica de sus identidades.

Para La Nueva Barbara, esta "sobre protección y amor" sobre Gavin era una fuente inagotable de gracia y diversión. Era una forma de ejercer su nuevo rol maternal, de explorar los límites de su personaje y, quizás, de recordarle a Gavin quién estaba ahora a cargo de su vida familiar, todo mientras se deleitaba en la incomodidad de su "hijo". La risa interna de Will, oculta tras la afectuosa sonrisa de Barbara, era una señal de lo cómodo que se sentía en su nueva piel, incluso al punto de disfrutar el sutil tormento de su antiguo amigo.


La Nueva Intimidad: Will como Barbara y el Regalo Inesperado

La adaptación de Will a la vida de Barbara había sido asombrosa, y su creciente comodidad en el cuerpo de la madre de Gavin lo llevó a explorar facetas que jamás imaginó. Con el "switch" de Barbara casi siempre apagado, Will había aprendido a ser la señora Henderson sin esfuerzo, encontrando una extraña plenitud en su rol. Sorprendentemente, una de las áreas donde más se había transformado era en la intimidad con su marido. La antigua Barbara, según los recuerdos a los que Will tenía acceso, había tenido una vida marital algo escasa en el ámbito físico, con una rutina más por deber que por pasión. Pero Will, con su mente de joven adaptándose a una nueva sensualidad y su deseo innato de experimentar, descubrió un placer inesperado en las noches con el señor Henderson.

La "nueva Barbara" era mucho más activa, apasionada y espontánea en la cama. Sus movimientos, que antes le resultaban extraños, ahora se sentían naturales, guiados por una mezcla de la curiosidad de Will y la latente feminidad de Barbara. Este cambio no pasó desapercibido para el señor Henderson. De ser un marido quizás un poco resignado, se encontró con una esposa revitalizada, más cariñosa y atenta. Él la mimaba y la consentía más, notando con deleite esa nueva chispa y pasión que Barbara irradiaba. La colmaba de atenciones, pequeños gestos de cariño y halagos, lo que a su vez retroalimentaba la confianza de Will en su papel.



Esta nueva y vibrante interacción marital se volvió mucho más frecuente, casi una rutina de descubrimiento mutuo. La pasión y la conexión entre ellos crecieron exponencialmente. Sin embargo, lo que empezó como una exploración curiosa, pronto se convirtió en algo mucho más concreto y abrumador.

Un día, la "nueva Barbara" notó que su regla no le había venido. Al principio, Will, con su mentalidad de adolescente, no le dio mucha importancia. Pensó que el estrés o el cambio de rutina podían haber afectado el ciclo. Pero a medida que los días se convirtieron en semanas, una punzada de pánico comenzó a crecer en su pecho. Los recuerdos de Barbara sobre los síntomas del embarazo, la náusea matutina y los cambios en el cuerpo, empezaron a resonar en su mente con una intensidad escalofriante.

El miedo lo invadió. ¿Sería posible? No quería ni pensarlo. Con el corazón martilleándole en el pecho, y sin decirle nada a Gavin o a su "marido", Will se dirigió sigilosamente a una farmacia en otra ciudad, lejos de donde lo conocieran. Con manos temblorosas, compró uno de esos aparatos caseros que detectan si estás embarazada. La imagen de sí mismo, Will, un adolescente, comprando una prueba de embarazo en el cuerpo de una mujer adulta, era surrealista y aterradora a la vez.

El resultado, que apareció minutos después en la soledad del baño, fue inconfundible: dos líneas claras. Barbara Henderson, a sus 32 años, estaba embarazada. Y el "padre" era su marido, el señor Henderson. La farsa había alcanzado un nivel de permanencia y complejidad que Will jamás podría haber imaginado, y la vida que había decidido gozar ahora tenía una consecuencia que lo ataba de una manera inquebrantable al destino de Barbara Henderson.



Un Eco del Pasado: La Sorpresa de la "Nueva Barbara"

Gavin, con la boca llena de la emocionante noticia, corrió a encontrar al nuevo "Will. El chico, que ahora era su mejor amigo, estaba distraído, probablemente pensando en Rose o en los videojuegos. "¡Voy a tener un hermano o hermana!", exclamó Gavin, eufórico. "¡Mi mamá está embarazada!"

La reacción de "Will" fue instantánea y sorprendente. Su rostro, el rostro adolescente de Will, se contorsionó en una expresión de profunda extrañeza y sobresalto. Sus ojos, los de Will, se abrieron con una mezcla de confusión y asombro. "Un... ¿un hermano?", preguntó, su voz sonando inusualmente ahogada para Will. "¿Yo... tu mamá está embarazada?" La frase salió con una autenticidad que heló a Gavin. Por un microsegundo, fue como si la verdadera Barbara Henderson, la madre que había sido, emergiera de las profundidades de la fusión, reaccionando a la noticia de su propio embarazo con una incredulidad abrumadora.

Luego, tan rápido como había aparecido, ese destello de la antigua Barbara se desvaneció. La expresión de Will regresó a la normalidad, y una sonrisa se extendió por su rostro. "¡Ah, sí! ¡Genial, Gavin!", exclamó con el entusiasmo habitual de Will. "¡Felicidades, vas a tener un hermanito o hermanita! ¡Eso es asombroso! ¡Seguro que tus padres están súper felices!" La breve y aterradora aparición de la conciencia de Barbara se había extinguido, dejando solo al "nuevo Will", el adolescente mejorado, contento por la noticia del embarazo de la madre de su amigo.



La Lucha Interna de Will: Embarazo y Aceptación Forzada

La noticia del embarazo de "Barbara" había sido recibida con euforia por su marido y con resignación por Gavin, pero para Will, la persona real en el cuerpo de Barbara, la realidad era abrumadora. Una vez a solas en la intimidad de su habitación, Will apagó el "switch" de Barbara. La risa forzada y la alegría maternal se desvanecieron, dejando paso a un torbellino de emociones.

Se decía a sí misma, con la mente de Will, que eso no era posible. Le gustaba ser Barbara, sí, y había llegado a disfrutar su nueva vida, pero nunca pensó en estar embarazada. La idea de gestar una vida, los cambios en el cuerpo, el parto, la maternidad... eran conceptos ajenos y aterradores para su mente adolescente. No sabía qué iba a pasar ahora, si podría sobrellevar el embarazo, si estaba preparado para ser madre.

El pánico lo consumió. Con un acto de desesperación, Will volvió a encender el "switch" de Barbara al 100%. La transformación fue instantánea. La angustia se disipó, reemplazada por una oleada de afecto y alegría. Una vez más, Barbara Henderson, la original, tomó el control, y con ella, la emoción genuina de la maternidad.

"No seas tonta", se dijo a sí misma La Nueva Barbara, con la voz y el pensamiento de la verdadera Barbara. "Tú querías esto. Como Barbara Henderson, debes estar feliz por estar esperando un bebé."

La mente de Will se vio superada por la de Barbara, arrastrada por la corriente de la felicidad y el propósito maternal. Era una aceptación forzada, una rendición a la voluntad de la personalidad que ahora lo dominaba por completo. El embarazo no solo significaba un cambio físico; sellaba la irreversible fusión de identidades, haciendo que la vida de Barbara fuera ahora la única realidad de Will, incluso en sus aspectos más fundamentales. La última resistencia de Will se había desvanecido ante la inminente llegada de una nueva vida.


La Rendición Final: Will Acepta su Destino como Barbara

Will, en el cuerpo de Barbara, apagó el "switch" una vez más, buscando su propia conciencia. Pero esta vez, no hubo pánico, ni angustia, ni la desesperada lucha por negar la realidad. En ese instante, con una claridad inquietante y casi serena, se dio cuenta de algo que ya sabía en lo más profundo de su ser, una verdad que la constante inmersión en la personalidad de Barbara había grabado en su alma: él era Barbara Henderson.

Era una mujer amorosa, que amaba a su hijo Gavin, y que amaba a su marido. Y como Barbara, con todo su ser y con el corazón de la mujer que ahora era, amaría al nuevo bebé que venía en camino. La farsa se había vuelto su verdad más palpable. El aluvión de emociones que sentía, la felicidad, la expectación, la ternura que surgía al pensar en el pequeño ser que crecía dentro de "su" cuerpo, eran absolutamente genuinas. Ya no eran reacciones prestadas del "switch"; eran suyas.

La introspección se profundizó al pensar en el bebé. Ese pequeño ser, ajeno a la intrincada historia de las máscaras, del intercambio de almas y de las vidas que se habían perdido y encontrado. Para ese bebé, él sería simplemente su madre, Barbara Henderson. El bebé nunca sabría el oscuro secreto, la improbable cadena de eventos que llevó a un hombre adolescente a convertirse en su progenitora. Crecería con la verdad que se le presentaría: una madre cariñosa, un padre amoroso y un hermano mayor. Su existencia sería la prueba viviente de la nueva realidad, una realidad donde el pasado de Will como un hombre había sido borrado para siempre, reemplazado por la plenitud de la maternidad femenina.

No importaría lo que pasara, él sería su madre. Y con esa certeza, la última resistencia de Will se disolvió. Su antigua vida se había desvanecido, dejando solo la de la mujer que ahora era, una mujer que abrazaba la maternidad con una alegría genuina y una identidad que, aunque construida sobre la de otro, ahora sentía como propia, inquebrantable e irrefutable.



La Realidad del Embarazo: Aceptación y Tranquilidad

Will, en el cuerpo de Barbara, no tardó en experimentar los verdaderos efectos del embarazo. Los mareos y vómitos constantes se convirtieron en su nueva rutina matutina, seguidos de antojos de lo más raros que mantenían a su marido divertido y atento. Una necesidad inusual de ser querida y mimada por sus seres cercanos se apoderó de ella, y su marido respondía con una devoción que Will, como Barbara, encontraba profundamente gratificante. Cada caricia, cada palabra de aliento, afianzaba más su rol de futura madre.

En medio de esta nueva etapa, ocurrió una tarde muy agradable. El "nuevo Will" (la señora Henderson, ahora completamente fusionada con la personalidad de Will) y Rose fueron a visitar a la familia Henderson. Will, en el cuerpo de Barbara, observó a "Will" con una curiosidad y una serenidad que no había sentido antes. Ya no había la angustia por la identidad perdida de Barbara. Lo que vio fue a un hombre responsable y amoroso con su novia, Rose. Las bromas de "Will" eran más maduras, su conversación más coherente y su presencia, más segura. La antigua personalidad desorganizada de Will se había transformado.

Esta observación profunda puso a Will (la "nueva Barbara") muy tranquilo. La realización fue clara: ya no existía Barbara Henderson en su cuerpo. La fusión había sido completa. Pero, al mismo tiempo, su propia personalidad (Will) había mejorado exponencialmente al absorber lo mejor de Barbara. La reciprocidad de la transformación era innegable. Su cuerpo, el de Will, estaba en buenas manos, cuidado por una versión madurada y amorosa del mejor amigo de su hijo. Mientras Will se preparaba para la maternidad, una extraña paz se instaló en su corazón al saber que, aunque su vida había tomado un giro inimaginable, al menos la otra mitad de la ecuación había encontrado un camino igualmente digno.


CONTINUARÁ

No he visto comentarios, así que hasta aquí dejare la historia, si veo mas interés continuare

2 comentarios:

  1. Si la dejas aquí ya está bien pero si la continúas no me quejo

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  2. Mmm, pienso que aquí podría ser un buen cierre, pero también me da curiosidad que más podrías meterle, el momento del parto tal vez? En fin, espero pacientemente la próxima actualización... si es que la hay

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