LAS MASCARAS QUE COPIAN (Octava parte)
Por Alexa Padme (esta es una continuación hecha por mi) Busquen las anterior partes en este Blog)
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(En la pasada solo hubo 2 comentarios, pero veo que mas de 300 personas lo vieron, creo que no les cuesta nada recompensar el esfuerzo de hacer esta secuela)
Gavin Contempla una Nueva Realidad
La revelación de la señora
Henderson, atrapada como Will sin poder apagar el "switch", había
sumido a Gavin en un terror gélido. "¿Cómo va la búsqueda de las
máscaras?", preguntó, su voz apenas un susurro, esperando una improbable
tabla de salvación.
Will, en el cuerpo de Barbara,
negó con la cabeza, la desesperación se vio grabada en el rostro de la qué
entonces era la mama de Gavin diciendo "Donde las compraste siguen
agotadas, Gavin. Y todos los foros... son solo estafas. No hay nada."
Gavin miró a Will con puro
horror. La implicación era clara: su madre, la verdadera Barbara Henderson,
ahora sería Will para siempre, y viceversa. Su madre se perdería para él.
Pero entonces, en medio del
pánico, una extraña y pragmática idea comenzó a germinar en la mente de Gavin.
Pensó en los últimos ocho meses, en cómo se habían adaptado, en la perfección
de la farsa.
Si mi madre se convierte al
100% en Will y Will se convierte al 100% en mi madre, razonó, quizá no
sea tan malo.
Recordó cómo Will, con el
"switch" de Barbara encendido, era indistinguible de su madre. La
forma en que lo consolaba, sus consejos, el afecto genuino que exudaba. Se
sentía, en esos momentos, como si estuviera con su madre auténtica, con la Barbara
que conocía y amaba. Y lo mismo ocurría con su madre; cuando activaba el
"switch" de Will, la conexión con su mejor amigo era total. Las
bromas, la complicidad, la sensación de estar con Will. No había diferencia en
la interacción.
Al final, pensó Gavin, yo
sería el único que sabría la verdad.
La idea, inicialmente aterradora,
comenzó a parecer la mejor solución posible para la situación. Si las
máscaras los estaban transformando de forma irreversible, si sus identidades se
fusionarían con la de la persona que ahora habitaban, entonces quizás el camino
menos doloroso era aceptar esa nueva realidad. Gavin, con una determinación
inesperada para su edad, decidió que no intervendría en lo que fuera a
suceder. El seguiría protegiendo la farsa y, de alguna manera, conservando
a las personas que amaba, aunque fuera en cuerpos ajenos.
La Arriesgada Apuesta de Will: Ni Barbara ni Will por Completo
Gavin había tomado su decisión,
una que lo tranquilizaba en la aterradora perspectiva de perder a su madre y a
su amigo. Pero Will, en el cuerpo de Barbara, no estaba dispuesto a renunciar a
su propia personalidad. Aunque veía a la señora Henderson llorar en su cuerpo,
con Gavin abrazándolo —una escena que encontraba extraña, pues nunca haría eso—
Will preparaba una apuesta muy arriesgada. Sería su única salvación.
Con el "switch" de
Barbara a la mitad, no queriendo perder su esencia, Will se irguió. "A
ver, muchachos, tenemos que conservar la calma", dijo, su voz mezclando la
autoridad de Barbara con el tono un poco más agudo de Will. La escena que
siguió los sorprendió a ambos.
"Hay dos posibles
situaciones", continuó La Nueva Barbara, su mente operando con la lógica
de Barbara pero impulsada por la desesperación de Will.
"Primero, si ambos
terminamos perdiendo nuestra personalidad original, realmente no pasaría nada.
Yo sería Barbara Henderson y quizá no recuerde que fui Will. Y Barbara sería
Will sin recordar que fue ella."
Gavin se sobresaltó. "¡Dios,
cómo pensaste eso!", exclamó, aunque en el fondo, él mismo lo había
considerado.
La "nueva Barbara"
siguió, la expresión seria en su rostro. "El único que sabría la verdad
serías tú, Gavin. Y si eso sucede, viene la segunda situación."
"Segundo, si nos
convertimos en el otro y compramos las máscaras, vamos a volver a vivir esto,
porque yo ya sería Barbara y Barbara sería Will. Quizá recordemos quiénes
fuimos, pero apuesto a que no. Porque si en quince días la señora Henderson ya
no puede apagar el switch, en un año seguro que no sabe ni quién fue. Lo mismo
conmigo."
Gavin, visiblemente impresionado
por la frialdad de La Nueva Barbara al analizar la situación, dijo que quizás
esa sería la opción más viable, sin saber lo que La Nueva Barbara pensaba en
realidad.
La Doble Vida y el Límite Arriesgado
Will no iba a renunciar a su
personalidad, pero al ver la situación, tampoco iba a renunciar a ser Barbara.
La verdad era que estaba disfrutando mucho su vida actual, algo que no había
llevado más lejos antes porque esperaba volver a su cuerpo. Quería experimentar
más a fondo la feminidad que ahora poseía y le gustaba la vida de la señora
Henderson.
Así que, Will ideó su plan
personal: sería Barbara sin activar el "switch" de Barbara al 100%.
Creía que con tenerlo a la mitad, podría mantener su propia esencia y al mismo
tiempo acceder a la femineidad de Barbara. Esto significaría que, cuando
tuviera que cumplir con sus deberes maritales con el señor Henderson, lo haría
con la personalidad de Will, pero con la sensualidad y los conocimientos de
Barbara. Sería un riesgo, un cruce de líneas personales, pero era un riesgo que
Will sentía que debía tomar para preservar su propia identidad y al mismo
tiempo seguir explorando esta nueva y fascinante vida. La posibilidad de
perderse por completo en la personalidad de Barbara era aterradora, pero el
deseo de experimentar y de mantener su propio ser era aún más fuerte.
La Llegada de Vienna: Una Sonrisa y un Juego Peligroso
El día de la llegada de Vienna
amaneció con una mezcla de anticipación y nerviosismo en la casa Henderson. El
señor Henderson, ajeno a la compleja farsa que se desarrollaba bajo su techo,
rebosaba alegría por la visita de su cuñada. Y a su lado, Barbara, con Will
completamente al mando, pero con el "switch" de la personalidad de
la señora Henderson activado al 100%, lo recibió con una sonrisa radiante.
"¡Vienna, mi querida
hermana!", exclamó La Nueva Barbara, la voz de la señora Henderson
resonando con una calidez genuina. El abrazo fue firme, y Will, en el cuerpo de
Barbara, se dejó llevar por la familiaridad del gesto. El señor Henderson y
Gavin se unieron al recibimiento, creando una escena familiar perfectamente
normal.
Will sabía que tenía que
"calar" a su "hermana" antes de empezar su arriesgada
jugada. Necesitaba observar su nivel de perspicacia, su capacidad para notar
las pequeñas desviaciones. Durante las primeras horas, La Nueva Barbara se
mantuvo impecable, interpretando el papel de la señora Henderson con una
precisión asombrosa. Habló de anécdotas familiares que la personalidad de
Barbara le proporcionaba, se interesó por los viajes arqueológicos de Vienna
con una curiosidad que era a la vez de Barbara y la suya propia, y se movió por
la casa con la gracia y el dominio de una anfitriona perfecta.
Cada gesto, cada palabra, era un
acto consciente. La risa de Barbara sonaba auténtica, y sus ojos, los de la
señora Henderson, reflejaban una alegría que engañaba a Vienna. Era un juego
peligroso, una prueba de fuego para la teoría de Will. Si lograba engañar a
Vienna, la detective de los detalles, entonces su plan para mantener su propia
esencia mientras era Barbara al 100% podría funcionar. La mesa estaba puesta
para un mes de intensa actuación y observación mutua.
Will, en el cuerpo de Barbara,
había tomado una decisión radical. Ya no se contentaría con solo
"activar" a Barbara para las interacciones sociales o los momentos
cruciales. Para salvaguardar su propia identidad de la absorción que estaba
experimentando la señora Henderson en el cuerpo de Will, decidió que tenía que ser
él mismo en todo momento que fuera posible. Esto significaba apagar el
"switch" de Barbara y enfrentar la vida de la señora Henderson con su
propia personalidad, incluso en los aspectos más íntimos.
Este cambio implicaba que Will,
con su mente de adolescente, tenía que aprender a hacer todos los quehaceres
del hogar por sí mismo, sin la ayuda de los recuerdos automáticos de Barbara.
Los primeros días fueron difíciles, pero ya tenía experiencia, además su
determinación era férrea.
Lo más sorprendente, y lo que
realmente marcó un punto de inflexión, fue su enfoque en la vida íntima con
el señor Henderson. Will decidió que debía besar a su "marido"
siendo él mismo. No era la sensualidad de Barbara que lo guiaba, sino su
propia voluntad de cumplir con su rol. Y lo que comenzó como un deber, con el
tiempo, se transformó. Will, con la mente de un adolescente que se había
adaptado a su nueva realidad, empezó a pensar que él era una mujer, y una que
está casada, y que debía amar a su marido. Las interacciones físicas, al
principio extrañas, ya no le disgustaban tanto. Se estaba adaptando a una nueva
forma de afecto y conexión.
Lo mismo ocurrió con Gavin. Will,
ahora su madre en todos los sentidos, se propuso quererlo, amarlo y apoyarlo
desde su propia conciencia. Las interacciones se volvieron más profundas y
genuinas, no una mera actuación.
Esta estrategia, aunque
arriesgada, estaba funcionando. La conciencia de Will se mantenía intacta,
anclada en su propia esencia. Pero el contacto constante con la vida de
Barbara, y la inmersión deliberada en sus roles, estaba teniendo un efecto
secundario inesperado: Will estaba adoptando lo mejor de Barbara sin perder
su esencia. La organización de Barbara, su perspicacia, su gracia social, y
hasta su capacidad de amar de una manera madura, se estaban fusionando con la
personalidad de Will. Se estaba convirtiendo en una versión mejorada de sí
mismo, una mezcla única de la frescura de un adolescente y la sabiduría de una
mujer adulta.
Will, en el cuerpo de Barbara,
había logrado un equilibrio notable. Ya no necesitaba activar el
"switch" de Barbara en los momentos cotidianos. Su propia
personalidad, enriquecida con las mejores cualidades de la señora Henderson, le
permitía navegar las responsabilidades de ama de casa y esposa con una
sorprendente naturalidad. El "switch" de Barbara solo se activaba de
forma completa cuando Vienna, su hermana investigadora, estaba presente, ya que
había ciertos matices y anécdotas compartidas que Will, por sí mismo, aún no
podía manejar con la misma autenticidad.
Vienna, con su ojo perspicaz, no
tardó en notar los cambios. Durante una tarde tranquila, mientras tomaban café
en el jardín, comentó: "Sabes, Barbie, algo ha cambiado en ti. Hay algo
diferente, una energía que no recordaba".
Will, con el "switch"
de Barbara activado al 100%, pero con su propia mente estratégica guiando la
respuesta, sonrió con una autenticidad conmovedora. "Tienes razón,
Vienna", respondió con la voz cálida de Barbara. "Es que... al interactuar
más con Gavin y con Will, su amigo, me di cuenta de muchas cosas. He tomado la
decisión de ser más proactiva en su educación y de ser una amiga para
ambos, además de su madre y la madre de Gavin. Y déjame decirte, ha sido
una de las decisiones más gratificantes que he tomado en los últimos meses. Me
ha traído muchas satisfacciones."
La explicación, una mezcla
perfecta de la verdad de Will (su acercamiento a Gavin) y la retórica maternal
y proactiva de Barbara, convenció a Vienna. Asintió, una expresión de
aprobación en su rostro. "Me alegro mucho por ti, hermana. Siempre supe que
tenías un corazón enorme, y es hermoso ver cómo te entregas a tu familia."
Will sintió un pequeño triunfo.
La farsa se mantenía, y de una manera que incluso lo hacía sentir bien consigo
mismo. Estaba logrando ser una "mejor Barbara", sin dejar de ser
Will.
Barbara como Will: Resignación y Reconocimiento Inesperado
Mientras Will se adaptaba con
éxito a su doble vida, Barbara, atrapada en el cuerpo de Will, la estaba
pasando relativamente mal. Cada día intentaba apagar el "switch" que
la convertía en Will, desesperada por recuperar su propia personalidad, pero
sin éxito. La frustración y la angustia eran constantes, una batalla silenciosa
librándose en su mente.
Sin embargo, al mismo tiempo, una
lenta y gradual resignación comenzaba a asentarse. Ser Will no estaba
del todo mal. De hecho, gracias a los esfuerzos de Barbara por mantenerse en
forma, el cuerpo de Will se había transformado notablemente. De ser un
adolescente algo desgarbado, se había convertido en un auténtico galán en la
escuela. Su físico mejorado, combinado con la madurez y el aplomo que la
personalidad de Barbara le confería, atraía las miradas. Todas las chicas lo
miraban, y muchas veían a Rose con una clara envidia.
Un día, mientras pasaba por el
pasillo, El nuevo Will alcanzó a oír a lo lejos a unas chicas murmurando:
"Qué tontas fuimos, deberíamos haber ido por él cuando estaba soltero,
pero mira ahora, son la pareja ideal. ¡Qué suerte tiene esa Rose!" El
comentario, aunque dirigido a "Will", resonó en Barbara con una
extraña mezcla de vanidad y la amarga ironía de su situación. Había convertido
a Will en el chico popular, el objeto de deseo de la escuela, pero a costa de
su propia identidad.
La resignación de Barbara era una
aceptación forzada de su destino. El "switch" no funcionaba, y la
absorción de la personalidad de Will parecía inevitable. La ironía era que,
aunque perdía su esencia, el cuerpo que habitaba estaba alcanzando una
popularidad que el verdadero Will nunca imaginó.
El Colapso de la Farsa: La Identidad Perdida
El mes de la visita de Vienna, el
gran examen de Will en el cuerpo de Barbara, estaba a punto de concluir. Solo
un par de días más, y Will creyó que lograría sobrevivir a esta prueba sonde ya
no estaba usando el switch, para no perder su propia esencia, una hazaña en
contraste con lo que le había ocurrido a la verdadera señora Barbara Henderson.
Pero la calma se rompió con la
llegada de Gavin. Entró a la casa con la cara desencajada, los ojos
desorbitados por el terror. Lo primero que le dijo a Barbara (Will) fue un
grito ahogado: "¡Mi madre no se acuerda que fue ella! ¡Me miró raro cuando
le dije 'Mamá’ y me dijo que estaba loco, que cómo le llamaba así, que
reaccionara, que realmente el era Will, ¡su mejor amigo!"
Will, en el cuerpo de Barbara,
sintió un escalofrío. La confirmación de sus peores temores. La señora
Henderson se había perdido o mas bien desaparecido. Pero este, pensó Will con
una frialdad calculada, era su oportunidad. Activó el "switch" de
Barbara al 100%, dejando que la personalidad maternal y preocupada de una madre
tomara el control por completo.
"¿De qué hablas,
cariño?", preguntó La Nueva Barbara, su voz llena de una preocupación
genuina, propia de la señora Henderson. "No entiendo nada. ¿Cómo que Will
soy yo? ¿Es que te estás drogando?" La expresión en el rostro de Barbara
era de profunda angustia. "Hijo, si es así, dímelo. Soy tu madre y te
apoyaré a salir de esto." La actuación era impecable, devastadoramente
convincente.
Gavin, abrumado por la revelación
y la aparente preocupación de "su madre" (Barbara/Will), se desplomó
en el sillón, el peso de la verdad incomprensible cayendo sobre él. Sus ojos,
llenos de lágrimas y desesperación, se encontraron con los de La Nueva Barbara,
quien mantuvo la expresión de una madre preocupada.
"Los he perdido a
ambos", susurró Gavin, su voz rota por la impotencia. La farsa se había
vuelto una realidad trágica. Su madre era ahora Will, y Will era Barbara, y
para el mundo exterior, así sería. Gavin era el único guardián de una verdad que
ahora parecía imposible de revelar.
Will Mejorado: La Nueva Realidad de un Alma Perdida
El del nuevo Will es ahora claro:
la personalidad de Barbara Henderson ha desaparecido, pero no del todo y aunque
no recuerde ser Barbara Henderson. Aquella astucia y la inteligencia que había sido
suya y que había notado y aprendido cunado fue Barbara, aun eran suyas,
integradas en su propio ser. Ya no eran habilidades que con un
"switch" se activaban a
medias; eran parte de su nueva identidad. Will, sin embargo, no recordaba desde
cuándo se había vuelto tan inteligente o cómo analizaba las cosas con tanta perspicacia.
Para él, esa era simplemente la nueva forma en que operaba su mente.
En todo sentido, Barbara
Henderson había desaparecido del cuerpo de Will. La mujer que había
habitado ese cuerpo por más de ocho meses, con sus recuerdos y su esencia, se
había diluido hasta la inexistencia. Ahora solo quedaba un Will mejorado,
una versión evolucionada de sí mismo, con la agudeza mental, la responsabilidad
y la empatía que antes pertenecían a Barbara.
Su madre, May, orgullosa de los
"cambios favorables" de su hijo, nunca sospechará que el alma que
habita ese cuerpo es una farsa, producto de unas máscaras que copian la vida.
Para ella, Will ha madurado, ha florecido, se ha convertido en el hijo que
siempre soñó, sin saber que su verdadero hijo, el Will original, es ahora una
mujer con otra vida y otros recuerdos.
Gavin: El Guardián de un Secreto Olvidado
Gavin lo había presenciado. Había
visto a su madre, Barbara Henderson, desaparecer por completo, su esencia
desvanecida, reemplazada por una versión mejorada de Will. Lo mismo, creyó, le
había sucedido a su amigo, que ahora era su madre. El terror inicial de esa
pérdida se había transformado, para Gavin, en una extraña resignación.
En un momento de desesperación,
había pensado que, quizás, esta fusión irreversible era la mejor solución. Si
su madre se convertía en Will, y Will se convertía en su madre, al menos
recuperaría a ambos, aunque fuera en cuerpos ajenos. Él había sido testigo de
la autenticidad con la que Will había asumido el rol de Barbara y cómo su madre
había encarnado a Will. En sus interacciones diarias, la diferencia era casi
imperceptible. Era como tenerlos de vuelta, pero en un rompecabezas humano.
Con un nudo en el estómago, Gavin
tomó una decisión definitiva. Aceptaría esta nueva y surrealista realidad.
Dejaría de buscar las máscaras. La esperanza de revertir el cambio era inútil,
y solo prolongaba la agonía. Trataría de olvidar lo pasado, como si todo
hubiera sido un sueño vívido y perturbador.
A partir de ahora, para Gavin, Will
quien se veía y actuaba como su madre, era su madre. Y su madre quien se
veía y actuaba como su amigo, era su amigo Will. Gavin sería el único
custodio de la verdad, el único que llevaría el peso de lo que realmente había
sucedido. Su vida se convertiría en una farsa elaborada, una en la que él era
el único consciente de los actores y los roles intercambiados. Su juventud,
marcada para siempre por este secreto, ahora se dedicaría a proteger la
fachada, a vivir en un mundo donde la identidad era una ilusión.
Mientras la tragedia de la
identidad se cernía sobre la señora Henderson, Will, en el cuerpo de Barbara,
se sentía en la cima del mundo. La visita de Vienna había terminado y, para
alivio de Will, nunca sospechó nada. Quizás se había preocupado en
demasía. Ahora, Will estaba empezando a gozar la vida de ser una mujer
madura con la mente de un adolescente, pero había una diferencia crucial:
su mente adolescente ya no era la de antes. Ahora era responsable,
inteligente, perspicaz e intuitiva. Se había transformado, absorbiendo lo
mejor de Barbara sin perder su propia esencia.
Will se dio cuenta de que podía
dejar el "switch" de Barbara apagado casi todo el tiempo, activándolo
solo cuando la situación lo ameritara, como en ciertas interacciones sociales
donde la madurez de Barbara era indispensable. No quería perderse como le
había pasado a Barbara, ahora Will por siempre. Él quería ser ambos y
seguir gozando de ambos mundos.
Deseaba poder ser la femenina
Barbara cuando salía de compras, con sus amigas, o a cenar con su marido,
quien, por cierto, la notaba diferente, más femenina, y eso le encantaba. Y al
mismo tiempo, quería ser Will y jugar videojuegos, modelar ante el
espejo con la perspectiva de un joven que explora la feminidad, o simplemente
gozar de la televisión y las redes sociales
CONTINUARÁ
(En la pasada solo hubo 2 comentarios, pero veo que mas de 300 personas lo vieron, creo que no les cuesta nada recompensar el esfuerzo de hacer esta secuela)