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jueves, 26 de junio de 2025

El Deseo Prohibido (o Casi): de Timmy (dos)


La Venganza Rosa: El Día que Timmy Fue Trixie Tang (Realmente)

Timmy Turner, a sus diez años, había empujado la suerte de sus padrinos mágicos hasta el límite. Especialmente la de Cosmo. Lo había obligado a transformarse en Trixie Tang una y otra vez, para satisfacer sus fantasías de amor NO correspondido, llevando a Cosmo a los confines de la cordura mágica. Timmy, en su inocencia egoísta, creyó que había encontrado el "deseo sin reglas" perfecto: uno que solo implicaba a su padrino y su propio corazón.

Una mañana, después de una de esas "citas" forzadas con un Cosmo-Trixie muy frustrado, Timmy tuvo una idea. Una idea que le pareció brillante, infalible. "Deseo...", pensó, con los ojos brillando y los dedos cruzados, "¡Deseo tener el cuerpo de Trixie Tang como adulta!"

Cosmo, que justo en ese momento estaba intentando comerse una nube con forma de pastel, escuchó el deseo. Su antena vibró. Una chispa inusual encendió su cerebro, un brillo de... ¡venganza! Por todas esas veces que había tenido que usar tacones invisibles y simular una voz de chica. Por todas esas veces que Timmy lo había obligado a actuar como el objeto de su afecto.

Con un pop mágico más ruidoso de lo usual, y una sonrisa maliciosa que rara vez se veía en su rostro despistado, Cosmo concedió el deseo. Pero lo hizo a su manera.

Timmy sintió un hormigueo, una sensación de estiramiento y moldeado que le era extrañamente familiar, pero esta vez, se sintió mucho más... permanente. El cuerpo se estiró, se afinó, y una pesadez inesperada se formó en su pecho. Su gorra rosa, ahora, se sentía ridículamente Tonta.

Cuando la transformación cesó, Timmy abrió los ojos, su corazón latiéndole a mil. Llevó las manos a su rostro. Piel suave. Cabello largo. ¡Y el cuerpo de Trixie! No una ilusión. No Cosmo transformado. ¡Él era Trixie Tang!

Cosmo, ahora flotando con una corona de rey invisible y una sonrisa de oreja a oreja, lo miró. "¡Deseo cumplido, Timmy! ¡Tienes el cuerpo de Trixie Tang! Y así será... ¡por todo el día!" añadió con un guiño. Eran apenas las 8 de la mañana.

Timmy se horrorizó. ¡¿Todo el día?! ¡¿Así?! La idea de la escuela, de sus padres, de Vicky, ¡todo era un desastre! Pero al mismo tiempo, una chispa de curiosidad se encendió. Ya que estaba en esta situación, ¿por qué no aprovechar?

"¡Cosmo!", gritó Timmy, con la voz aguda de Trixie, "¡Deseo no encontrarme con la verdadera Trixie!"

Cosmo, complacido con su pequeña venganza, asintió. "¡Concedido! Será como si se hubiera tomado el día libre, o algo así."

Así, Timmy, atrapado en el cuerpo de la chica más popular de Dimmsdale, salió de su casa. Al principio, la ropa se sentía extraña. Los pasos eran diferentes. Pero luego, experimentó el "poder" de ser Trixie Tang. Las miradas. Las sonrisas. La forma en que la gente le abría el paso. Era... increíblemente diferente.

Decidido a sacar el máximo provecho de su día, Timmy fue a la escuela. Caminó por los pasillos con una confianza que nunca había tenido como él mismo. Y para su sorpresa, y para la de sus mejores amigos, decidió ir a molestarlos.

Chester y A.J. estaban sentados en el patio, debatiendo sobre cómics, cuando una figura esbelta se les acercó. Timmy, imitando a la perfección la altiva pero curiosa mirada de Trixie, se paró frente a ellos.

"Vaya, vaya", dijo Timmy-Trixie, con una voz perfectamente imitada. "Miren a estos dos nerds. ¿Todavía hablando de cosas tan... básicas?"

Chester y A.J. se quedaron boquiabiertos. Se miraron el uno al otro, luego a "Trixie". "¿Trixie?", balbuceó Chester, sin creer lo que veían sus ojos.

"¿Qué quieres, Trixie?", preguntó A.J., con su habitual escepticismo, pero con una chispa de asombro. ¡Trixie Tang les estaba hablando!

Timmy-Trixie no pudo evitar una risa interna. ¡Era increíble! Poder molestarlos de esta manera, sin que supieran que era él. Actuó con la altanería y la distancia de Trixie, pero con un toque extra de picardía que solo él podía darle.

Mientras los veía tartamudear y sonrojarse, Timmy se dio cuenta de algo. Ser Trixie Tang era... diferente. Había ventajas. Mucha atención, sí, pero también una sensación de poder. El día apenas comenzaba, y Timmy, en el cuerpo de la chica de sus sueños, estaba a punto de aprender mucho más de lo que jamás imaginó sobre la vida de su amor platónico. Y Cosmo, desde algún lugar invisible, sonreía, sabiendo que su pequeña venganza estaba saliendo a pedir de boca.

Final Malo:

Timmy Turner, con sus diez años, no era un chico de profundas reflexiones. Solo quería lo que no tenía, especialmente el amor de Trixie Tang, o al menos el status que ella poseía. Harto de que Cosmo lo obligara a transformarse en Trixie para sus fantasías, Timmy tuvo una idea "brillante". "¡Deseo tener el cuerpo de Trixie Tang como adulta!", pidió, pensando en la popularidad, en los beneficios.

Cosmo, siempre un paso más allá en su propia despiste, pero con una chispa de venganza por todas las veces que fue forzado a ser una chica, concedió el deseo de la manera más literal y cruel posible. Un estallido mágico, y ahí estaba Timmy, no como una ilusión, sino como la mismísima Trixie Tang. El horror se apoderó de él cuando Cosmo anunció, con una sonrisa maliciosa, que sería así "por todo el día".

"¡Deseo no encontrarme con la verdadera Trixie!", chilló Timmy, su nueva voz aguda resonando en el baño. Y Cosmo, con otra chispa, concedió que la Trixie original simplemente... desapareciera. Nadie en Dimmsdale la recordaría ni la extrañaría de verdad; era como si nunca hubiera existido.

El primer día, Timmy intentó disfrutarlo. Molestó a Chester y A.J., quienes no podían creer que Trixie les hablara. Experimentó la atención, los privilegios de ser la chica más popular. Se sintió poderosa. Pero al llegar la noche, el deseo de volver a ser él se hizo desesperante. Durmió, ansioso por despertar en su propio cuerpo.

No sucedió.

El segundo día, el tercero, la semana entera. Timmy siguió siendo Trixie. La popularidad se sentía vacía. Los halagos, extraños. Los chicos lo miraban de una forma que le causaba incomodidad. Intentó deshacer el deseo, pero Cosmo, riendo con esa nueva malicia, dijo que no podía. "Pediste tener el cuerpo, Timmy. No pediste volver. ¡Dientes y deseos, es la regla!". Wanda, al regresar de pasear a Poof, solo pudo encogerse de hombros, atrapada por la letra pequeña del deseo de su esposo.

Timmy, ahora atrapado permanentemente como Trixie Tang, tuvo que aprender a vivir con ello. La frustración inicial se convirtió en una resignación amarga. Ya no era el niño que soñaba con bicicletas voladoras. Era Trixie, la chica popular, con todas sus expectativas y su vacuidad. Se acostumbró a los tacones, a la ropa ajustada, a la atención constante. Dejó de molestar a Chester y A.J., pues no le veía el sentido. Su identidad original se desdibujó. Con el tiempo, la personalidad de Trixie comenzó a permearlo, una máscara que se convirtió en su verdadero rostro. A veces, por las noches, una lágrima solitaria rodaba por su mejilla perfecta, un recuerdo lejano de un chico de gorra rosa que ya no existía. No aprendió nada, solo fue consumido por la vida que tan estúpidamente deseó.

 

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