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⚔️ El Intercambio de la Cazadora
Capítulo I: El Engaño Irreversible
1. La Cima de la Soledad
El aire en el umbral del portal de rango B era un miasma de olores: la humedad terrosa, el azufre residual de la apertura, y por encima de todo, la esencia del maná. Para Cha Hae-In, Vice-Maestra del Gremio Ahjin, el maná era una presencia física, casi musical. Pero la energía que sentía en los demás cazadores era "sucia", una cacofonía que irritaba su sensible conciencia. Por eso estaba sola.
Se adentró en la oscuridad del túnel rocoso. Su uniforme escarlata y blanco, una extensión de su voluntad de acero, era la única luz clara en la penumbra. Su espada ya estaba en la mano, un peso familiar y reconfortante. Sus ojos violetas escanearon el entorno, buscando el mínimo indicio de una emboscada. La única anomalía era la flora: pequeñas flores azules, iridiscentes y extrañamente brillantes, que brotaban del suelo como estrellas caídas. El aroma que desprendían, dulce y penetrante, luchaba por dominar el hedor del maná.
El silencio, denso y expectante, fue roto por un ruido que le erizó el pelo: el jadeo torpe de un humano no potenciado.
Jin-Ho, el civil, apareció tropezando desde una abertura lateral. Llevaba su uniforme de trabajo gastado, el chaleco reflectante y las gafas desorganizadas, la personificación del ciudadano promedio, asustado y totalmente fuera de lugar. Había quedado atrapado, y su pánico era un perfume que Cha Hae-In podía percibir.
—¡Por favor, señorita! ¡La salida se cerró! —balbuceó Jin-Ho, con los ojos moviéndose frenéticamente entre la Cazadora y la oscuridad amenazante.
La frustración hirvió en Cha Hae-In. Un civil era una responsabilidad inasumible.
—¡Quédese quieto! ¡No toque nada! —ordenó ella, su voz baja y gélida.
Pero Jin-Ho, superado por el terror y el aroma químico y dulce de las flores, se agachó. Vio la flor más grande como un ancla, un objeto mundano en medio del horror. La tomó, la acercó desesperadamente a su rostro y aspiró, buscando un consuelo químico, un momento de paz.
Cha Hae-In vio el error, la estupidez suicida, y se acercó para golpearle la mano. Pero, en el último momento, la necesidad de su conciencia de guerrera de identificar la naturaleza de la toxina se impuso. Se inclinó sobre una flor cercana, atrayendo el aroma.
El impacto fue una explosión azul, silenciosa pero violenta, un trueno cerebral que despojó a ambos de la conciencia.
2. La Pesadilla del Despertar Cruzado
El primero en reaccionar fue el cuerpo de la Cazadora.
Jin-Ho, atrapado en la forma escarlata, se levantó con un gemido. El peso y la rigidez de la armadura eran abrumadores. Intentó limpiarse la frente, pero su mano se detuvo al encontrarse con el guante blindado. Vio Su cuerpo el Jin-ho a unos escasos metro de el
Llevó la mano a la boca, sus ojos violetas se abrieron con un terror absoluto. Este no era su rostro, esta no era su voz, este no era su destino. El shock se volvió llanto, la debilidad del Trabajador fluyó del rostro de la guerrera.
A su lado, el cuerpo civil se movió. La auténtica Cha Hae-In, el alma guerrera, se incorporó con una furia fría. Sus manos, antes herramientas letales, eran ahora blandas y débiles. Intentó sentir el maná, el pulso del mundo, pero solo encontró un vacío. El pánico del cuerpo no era nada comparado con la desesperación de su alma.
Ella se tocó la cabeza, sintiendo el cabello corto, unas gafas torcidas. La humillación era más dolorosa que la debilidad.
Se levantó, su mirada de guerrera se clavó en la Cazadora que lloraba. Vio el uniforme manchado de sudor, los hombros encogidos. Vio su cuerpo manejado con la torpeza y el terror.
—¡Tú! —Su voz, antes una melodía potente, era ahora un chillido débil y masculino. —¡Maldita sea! ¡¿Qué has hecho?! ¡Devuélveme mi cuerpo!
Jin-Ho (en la Cazadora) dio un respingo, sus manos se agitaron en defensa.
—¡Yo no hice nada! ¡No sé cómo! ¡No sé cómo usar esto! ¡Mira! —Intentó dar un paso, y el movimiento fue tan potente que casi cae. —¡Soy un trabajador! ¡No una Cazadora!
Cha Hae-In (en Jin-Ho) cerró los ojos un instante. La desesperación pura. Ella se lanzó hacia la Cazadora con una coordinación horrible, tropezando con sus propios pies.
—¡Mientes! ¡Siente la fuerza! ¡Siente el maná! ¡Detente, idiota, tienes que arreglarlo!
3. El Sacrificio Inutilizado
El cruce de reclamos y amenazas fue silenciado por la mazmorra. El suelo vibró. Un rugido gutural, acompañado por el clic-clic de garras, anunció la llegada de la amenaza. Un Lobo de Maná emergió, sus ojos rojos fijándose en la presa más débil.
Jin-Ho, el trabajador, se quedó paralizado. Su mente civil no podía procesar el ataque.
Cha Hae-In, la guerrera, no dudó. El instinto tomó el control. Su cuerpo era débil, pero su alma no.
—¡El lobo! ¡No te muevas! —gritó. Con una fuerza desesperada, empujó el cuerpo de la Cazadora, arrojando a Jin-Ho fuera de la línea de ataque.
La guerrera sabía que el cuerpo de un civil era invisible para la mayoría de los monstruos, pero al haber atacado primero con maná, el Lobo la había detectado. Su mente tomó una decisión final y terrible: el cuerpo poderoso debía sobrevivir.
Se interpuso, ofreciendo el cuerpo frágil del conserje como escudo.
—¡Corre, inútil! ¡Llama al Gremio! —fue su último mandato.
El Lobo de Maná se abalanzó. No hubo tiempo para gritos o lamentos. Las garras se clavaron en la espalda de Cha Hae-In (en el cuerpo de Jin-Ho). El golpe fue brutal, fatal. El cuerpo cayó inerte, la sangre empapando el chaleco de seguridad. La Cazadora de Élite había muerto.
Jin-Ho (en Cha Hae-In) se quedó mirando, el terror congelando sus pulmones. Él había presenciado la muerte, el sacrificio de la guerrera que lo había salvado. Su propia vida, la del trabajador, yacía a sus pies.
El monstruo se retiró, satisfecho. El silencio regresó, pero era ahora un silencio contaminado con la verdad. Jin-Ho se quedó solo con su herencia, una mezcla de culpa y terror.
Capítulo II: La Jaula de Oro y el Despertar del Usurpador
1. El Caos de la Fama y el Primer Engaño
El terror por la muerte de la Cazadora y el instinto de supervivencia fueron los únicos motores de Jin-Ho. Dejó atrás el cuerpo inerte, corriendo con la fuerza brutal y desconocida del cuerpo de Cha Hae-In. La sensación era abrumadora: un estallido de velocidad y resistencia que su mente de conserje no podía controlar. La armadura se sentía como una extensión de su voluntad, aunque él no supiera cómo usarla.
Corrió por el túnel y se lanzó al portal de salida.
La transición del portal lo escupió en un destello cegador de luces de la ciudad, justo en medio de una plaza pública de Seúl. El cambio de la oscuridad y el silencio a la cacofonía urbana fue un choque para sus sentidos. Su mente estaba confusa, llena de ecos de gritos y sangre.
La recepción fue inmediata. El cuerpo de una Cazadora de élite era una noticia de primera plana. Decenas de cámaras y periodistas se abalanzaron sobre él.
—¡Vice-Maestra Cha! ¿Su misión en solitario? ¿Fue exitosa?
Jin-Ho se llevó las manos a la cara en un intento instintivo de ocultarse, pero lo único que logró fue llamar más la atención.
El pánico se apoderó de él, pero antes de que pudiera balbucear una incoherencia, una figura vestida de negro se abrió paso en la multitud. Era Min Ah, la asistente personal de Cha Hae-In, una mujer de negocios tan eficiente como implacable.
—¡A un lado! ¡La Vice-Maestra ha terminado! —ordenó Min Ah con voz cortante, agarrando a Jin-Ho por el brazo.
Mientras lo arrastraba por las calles laterales, Min Ah lo sostuvo firmemente, notando la rigidez y el sudor frío de su jefa.
—Vice-Maestra, ¿qué ha pasado? Usted está fuera de sí. ¿Se enfrentó a algo superior a un B?
Min Ah lo miró con severidad, y por primera vez, la presión del engaño pesó sobre Jin-Ho. Su mente civil se activó, ya no con miedo, sino con la necesidad de mentir para sobrevivir.
Jin-Ho forzó su rostro a mostrar la inexpresividad de la Cazadora.
—Estoy confundida, Min Ah —respondió Jin-Ho, su voz, la melodiosa de Cha Hae-In, sonando extraña pero autoritaria. —El portal… la flora… algo me aturdió. Necesito silencio y descansar. Lo reportaré al gremio mañana.
Min Ah, acostumbrada a la excentricidad y el estoicismo de su jefa, aceptó la explicación de "aturdimiento". El primer gran engaño había funcionado. Jin-Ho había usado la fachada de Cha Hae-In para ganar tiempo.
2. El Espejo, el Poder y la Revelación
Min Ah lo llevó al lujoso y frío apartamento de la Cazadora, un santuario de cristal con vistas a la ciudad nocturna.
Una vez solo, Jin-Ho se quedó mirando el reflejo. No era solo la armadura; era la presencia, la estatura, la absoluta perfección física que emanaba de su nuevo cuerpo. Llevó la mano al rostro.
El pánico dio paso a la fascinación. Él, el conserje invisible, era ahora esta diosa guerrera. Llevó un dedo a su mejilla, examinando el contorno, sintiendo la firmeza.
El instinto masculino y la curiosidad hedonista se mezclaron con la maravilla del poder. Pellizcó y estiró su propia mejilla, incapaz de creer la belleza y la maleabilidad de su nuevo rostro.

(Es muy linda, no puedo dejar de apretar sus mejillas)
El pánico se había ido, reemplazado por la conciencia. Vio su cuerpo en el espejo, despojándose de la armadura. Él era ella. La Cazadora Rango S, la Vice-Maestra, la belleza de la nación.
Tenia que ver mas, descubrir su su cuerpo, por lo que hizo una exploración profunda, ya si ahora iba a ser Cha Hae-In, debía conocer todo acerca de si misma
Superado por la carga emocional, la fatiga y el descubrimiento de la femeneidad, Ji-Ho se desplomó en la cama de seda.
3. La Adquisición de la Máscara
Jin-Ho despertó a la mañana siguiente. Ya no estaba agotado, sino lleno de una energía limpia y potente. Pero algo más había cambiado: al despertar, una avalancha de información ajena llenó su mente.
Eran los recuerdos de Cha Hae-In: las secuencias de movimientos de la espada, los nombres de los contactos del gremio, la frustración por la "suciedad" del maná, y la disciplina espartana de su vida. El intercambio de almas no solo había sido perfecto sino que él había heredado su memoria.
Jin-Ho se sentó en la cama, la comprensión era fría y absoluta.
—Puedo hacerlo —susurró, con la voz meliflua de Cha Hae-In. —No solo tengo el cuerpo y el poder. Tengo el guion.
Se puso de pie, su expresión era inicialmente de seriedad y aceptación total, pues ahora realmente el era Cha Hae-In.
Pero luego, en el espejo, el miedo y el respeto se desvanecieron. Vio la oportunidad: la libertad total. Él no tenía que ser la Cha Hae-In estoica. Podía usar la máscara.
Jin-Ho practicó. Primero, la sonrisa encantadora, la que Cha Hae-In usaba raramente, pero que desarmaba a todos.
Luego, la sonrisa arrogante y calculadora del usurpador, una que el antiguo Jin-Ho nunca se habría atrevido a mostrar.
Llevó la mano a su barbilla, la decisión estaba tomada. No era solo la vida de un cazador lo que había ganado; era la vida de una celebridad con total impunidad. La última pizca de culpa se desvaneció, reemplazada por la codicia y el descaro.
Era tiempo de vestirse y con los recuerdos de Cha Hae-In no tuvo ninguna dificultad.

—La Cha Hae-In original murió por sus ideales —murmuró al protegerme. —Pero yo, Jin-Ho, viviré esta vida por mí mismo.
La Cazadora había vuelto, pero era la Cazadora que quería ser rica, poderosa y disfrutar de los placeres que el mundo le ofrecía sin restricciones. La vida de Jin-Ho, la de un trabajador temeroso paso a un hedonista usurpador, el estaba completo.
Capítulo III: La Conversión Final del Usurpador
1. La Máquina se Pone en Marcha
Con el "guion" de los recuerdos de Cha Hae-In y la energía renovada del cuerpo de élite, Ji-Ho comenzó su nueva vida. Ya no era un simulacro para sobrevivir, sino la exploración de un inmenso placer.
El primer acto fue el entrenamiento físico. Jin-Ho condujo el deportivo de lujo hasta un gran complejo deportivo. El automóvil en sí era una declaración de su nueva posición, un privilegio que el trabajador jamás habría soñado.
Al llegar a la pista de atletismo, Jin-Ho comenzó su entrenamiento. Los movimientos, dirigidos por los recuerdos musculares de Cha Hae-In, eran perfectos, pero la intención era diferente. Cha Hae-In entrenaba por deber. Jin-Ho entrenaba por exhibición. Al estirarse y correr, el cuerpo se movía con una sensualidad innata, una performance que no podía ser ignorada.
2. El Espectáculo Público y la Admiración Robada
Mientras Jin-Ho corría, sintiendo el éxtasis del poder y el viento, la figura de una Cazadora de élite llamaba la atención. Pero la forma en que el "nuevo" Cha Hae-In se movía y se detenía era magnética, deliberadamente audaz.
Jin-Ho se detuvo a estirar, aprovechando el foco de las miradas. El sudor brillaba en su abdomen definido. La sonrisa en su rostro ya no era la fría de Cha Hae-In, sino una sonrisa de burla satisfecha que jugaba con su audiencia.
Desde la pista, un hombre y su hijo miraban. El hombre, visiblemente cautivado por la gracia descarada y la belleza imponente de la Cazadora, se quedó mudo. No era la admiración al poder heroico, sino la pura fascinación por el espectáculo. Jin-Ho, el antiguo invisible, se deleitaba en ser el centro de una admiración tan intensa. Este era el poder real.
Jin-Ho sabía que cada movimiento estaba siendo observado. Este no era un entrenamiento; era un espectáculo para la validación de su nueva vida.
3. El Beneficio del Engaño
Una vez finalizado el entrenamiento, la satisfacción de Jin-Ho era total. Se había ganado su nuevo cuerpo, no por el sudor y la sangre, sino por la audacia de su simulación.
Era tiempo de Bañarse, pues aunque Cha olía a rosas, era una persona muy higiénica
Salió a la calle con ropa casual (la gorra y la blusa holgada), disfrutando de su nueva libertad. Fue entonces cuando encontró a Yoo-Ri, la estudiante de secundaria.
Yoo-Ri, una chica común, estaba visiblemente angustiada mientras miraba su teléfono.
Jin-Ho se acercó, no para ayudar, sino para explotar el momento. Su sonrisa era encantadora, la máscara perfecta de la celebridad.
—Disculpa, ¿estás bien? —preguntó Jin-Ho, la sonrisa en su rostro era la promesa de algo interesante.
Al ver que era la Vice-Maestra Cha Hae-In, Yoo-Ri se puso aún más nerviosa.
Yoo-Ri no quería ayuda, sino lo que toda fan quiere: un autógrafo y una selfie.
—¡Cazadora Cha! ¡Solo… solo quería saber si podría darme un autógrafo y una foto! Soy una gran admiradora.
Jin-Ho se rió por dentro. ¡Qué fácil era todo! Sacó la libreta y le dio un autógrafo. Su sonrisa al dárselo era la de un benefactor, pero sus ojos brillaban con picardía.
La selfie fue el momento cumbre. Jin-Ho se inclinó hacia la chica, permitiendo la intimidad. No era un gesto de amistad, sino de disfrute por el poder que su belleza y fama ejercían sobre la joven inocente.
Al despedirse, Jin-Ho no se detuvo en la simple foto. La adrenalina del engaño y el hedonismo se combinaron. Con una velocidad que nadie pudo notar, deslizó su mano sobre la falda de la chica.
Yoo-Ri se alejó con el rostro enrojecido de asombro, sin saber si la acción había sido una broma, un error, o un cumplido increíble. Su confusión solo alimentó la satisfacción de Jin-Ho.
Jin-Ho se quedó mirando a la distancia. Tocó su rostro con un dedo, la sonrisa se convirtió en una mueca de satisfacción cínica, un destello de los instintos primarios del conserje, ahora sin las cadenas de la debilidad.
El trabajador Jin-Ho había muerto. La Cazadora Cha Hae-In, la heroína de la nación, era ahora un usurpador hedonista, libre para hacer lo que quisiera.
Así comienza la nueva vida de Cha Hae-In y como de un día para otro su personalidad cambio, pero eso no le impidió hacer su trabajo, el cual gracias a sus recuerdos poda hacer a la perfección.
FIN
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