Por Raúl Martín
En
el mundo de la ciencia no existen las explicaciones más inverosímiles. Siempre se ha intentado
clonar al ser humano, mandarle a la luna o al resto de la galaxia, o incluso
transportarle de un lugar remoto de la tierra a otro mucho más recóndito.
La
fantasía es un rincón donde se esconden los sucesos más fantásticos y los
relatos que narran lo que los científicos no pueden comprobar con probetas ni
estrambóticos aparatos.
La
imaginación surge de la imposibilidad de mezclar lo irreal con lo habitual.
Cualquier persona normal puede, a través de brujería o misticismo, creer en los
sueños que nunca se le cumplieron ni se realizarán. El ser otra persona, el
ponernos en la piel o estar en el papel de otro miembro normal de la sociedad,
es algo que siempre se ha dicho de manera figurada…nunca de forma literal.
La
ciencia aplicaría el hecho de estar en “el cuerpo de otro” como algo inaudito, inexistente.
¿Pero
la imaginación y la fantasía podrán parar este hecho?
Se
impone lo material. Con todas sus fuerzas. No se adormece. En todas las
estaciones. Siempre está en temporada. Los cuerpos a la carta. Para eso están
los salones de belleza, gimnasios, clínicas de cirugía estética, y demás
santuarios de placeres. Nos lanzan sus cebos, con el mismo cuidado y mimo, que
lo hacía mi abuelo cuando iba a pescar truchas al río Sil. El bombardeo
publicitario nos engancha. Es un negocio redondo. Lo refrendan las estadísticas
que nos sitúan a la cabeza de este mercado en la Unión Europea.
Estar a la última moda y lucir un buen tipo se
ha convertido, para muchos, en el salvoconducto para alcanzar el clímax del
gusto y vivir del cuento. Un placer que, por otra parte, a veces, nos deja más
sinsabores que sabores placenteros. El de ser dominados, por ejemplo. Para
hacernos ver otra cosa está la tele y las revistas del cotilleo. Que sientan
cátedra, por desgracia. Nos proponen estereotipos corporales que nos encienden
la ilusión.
El
cuerpo ya no se considera como realidad típicamente personal, como señal de
identidad. Se reduce a pura materialidad y apariencia. No importan los retoques
con tal de saborear las mieles del goce. Ya mismo surge una nueva hipoteca. La
del cuerpo. Y los bancos y entidades crediticias serán dueños de nosotros, aún
más si cabe. Claro. Los arreglitos valen un riñón y parte del otro. Haber si
por lo menos desgrava en Hacienda. Somos cuerpos vendidos. Y todo por una boca
bien dibujada y carnosa para seducir y rejuvenecer el look. O por unos pechos
llenos de silicona. Encima no son de oro, ¡jolines! Hasta es posible cambiar la
mirada. Es la imagen de una felicidad encerrada en el círculo vicioso del deseo
más instintivo, que, para más INRI, promueve la esbeltez como sinónimo de salud
y estética, mientras que la obesidad se relaciona con lo insano y antiestético.
Para colmo de males, nos ofrecen el peso perfecto, las medidas perfectas...
Consecuencia de todo ello, la anorexia.
Los jóvenes, ya se sabe, necesitan tener
modelos a imitar. Lo físico es la guinda. Luego resulta que, con tantas
chapuzas corporales, chapoteo de tatuajes y demás pluscuamperfectos colgantes,
ni nos reconocemos en el cuarto de baño. Otro gallo nos cantaría, sí los
figurines no cotizasen en exclusiva. Hemos perdido el más común de los
sentidos, el de mirarse a sí mismo con buenos ojos, aceptar lo que uno es, y lo
que tiene, y decirse todos los días, lo que el enamorado dice a la flor. Es la
mejor medicina para la salud y el bienestar.
Lo
malo de todo este tinglado, es que hemos convertido los cuerpos serranos en
serranías de carne. En pura materia, donde todo se compra y se vende. Olvidamos
que somos más que un cuerpo bonito. La persona humana no puede renunciar a ser
ella misma. Los modelos que nos presentan los poderosos medios de comunicación,
no son, la verdad, muy aconsejables. Vivimos unos momentos donde todo vale,
como cultura y cultivo. Incluido el culto al cuerpo. La publicidad es tan
pujante y repetitiva que, no pocas personas, piensan que se es más feliz en
función del grado de belleza física alcanzado. Siempre juvenil y sin arrugas.
No
se acepta que pasen los años y el cuidado corporal llega a convertirse en algo
obsesivo y en un valor absoluto. Hemos caído en la trampa de considerar la vida
del ser humano como una mercancía de consumo. Cuestión grave para vivir a
corazón abierto. Todas estas contradicciones y situaciones paradójicas de
bellezas exteriores, son síntomas de falta de armonía entre la lógica del
bienestar y la lógica de los valores éticos fundados en la dignidad de la
persona.
La
nueva plasticidad del cuerpo, se ha puesto de moda. Poco importa lo espiritual.
Lo físico, lo que entra por los ojos a primera vista, cada día es menos auténtico.
¿Quién lo diría? Las distintas clínicas son capaces de metamorfosearnos, y
escapar, así, de nuestro cuerpo biológico. ¡Qué cara! ¿Y si yo me gusto, por
qué cambiar? Prefiero ser un don Quijote y cambiar la sociedad. Para que se
fije más en lo interno. En lo del corazón verdadero. En lo de la poesía en los
labios. Y en lo de respirar el aroma de una mirada inocente que se injerta en
el alma, con todo el amor del universo. ¡Esto sí que me libera y me asciende a
las alturas!
La
felicidad no la da un cuerpo dotado de hermosura, sino otros valores como
pueden ser la entrega incondicional a los demás. La donación de uno mismo. Eso
es lo que hay que fortalecer y reforzar. Lo que no se hace. Cada día, a poco
que miremos a nuestro alrededor, notaremos la sed de alegrías, a pesar de
tantos festines. La diversión verdadera es aquella que nos engrandece. Nos pone
majos. Como si llevásemos un ángel a nuestro lado. Esos rostros de belleza sí
que imprimen encanto. Esa dulzura, estilo y buen gusto, no es posible conseguirla
en ninguna clínica o salón de belleza.
Muchos
de nuestros contemporáneos han perdido el verdadero sentido de la vida y lo
buscan en sucedáneos, en operaciones externas, en cambios de imagen y hasta de
sexo, en un desenfrenado consumismo, en comilonas donde corre la droga, el
alcohol o el erotismo a dos bandas: la homosexual (tan de moda hoy) y
heterosexual. “Hay que probarlo todo”, leo en un anuncio por palabras. Buscan
la placidez, pero el resultado es siempre una profunda tristeza, un vacío del
corazón y muchas veces la desesperación.
No
se gustan por fuera porque han olvidado asearse por dentro. Ciertamente no es
fácil. El capitalismo salvaje nos puede tanto, que nos atonta. Hasta hacernos
perder la razón de ser, nuestra identidad y carácter, nuestros modales
intrínsecos que nos vigorizan y vivifican, sobre todo en lo de ser una señorita
de buen ver o un señor de buen vivir. Que no pasa, desde luego, por tener
solamente un cuerpo diez.
En
cualquier caso, si deseamos llegar a la consecución de la alegría y ser un poco
más felices, estoy convencido de que hemos de avanzar en una rigurosa ascética
personal que nos haga más de los afectos (fondos) y menos de los aspectos
(formas). Lo más gozoso es quererse uno antes por lo que se es, una persona en
busca de la verdad y de sus creencias. Lo demás son aditamentos que nos atrapan
y nos esclavizan. Ésta moraleja no es lección a aprender en la realidad, sino
en la ficción que lo real muestra.
Joher
siempre vivía rodeado de máquinas de alta tecnología. Los ordenadores eran su
pasión. Soñaba con ser un gran científico y poder demostrar al mundo entero
sucesos que solo la literatura de ficción había expuesto anteriormente. Como se
podía viajar en el tiempo utilizando la teoría de la Relatividad de
Einstein; si se construyese una perforadora tan potente, pero a la vez precisa,
se podría llegar al centro de la tierra, al núcleo, sin que la tierra se
resquebrajase en cientos de miles de grietas; teorías impredecibles que
parecían sacadas de escritores como Jules Verne, Wells o Phillip K. Dick.
Pero
lo que más le obsesionaba era algo mucho más costumbrista, más corriente, y
para ojos suyos, más posible: El intercambio de almas entre dos masas
corporales. Era algo que podría funcionar como método terapéutico para aliviar
cuerpos lisiados, o como remedio contra la cirugía estética que tantos estragos
ha causado últimamente en la sociedad. Los hombres que ya no quisieran ser
masculinos podrían tener cuerpos de mujer y rasgos femeninos sin necesidad de
operaciones. Sin ninguna duda, era una idea muy interesante.
Joher
también era consciente de que se trataba de una teoría sacada muy de su
imaginación, que tenía reminiscencias a las antiguas hipótesis de maestros de
la filosofía griega como la teoría de la dualidad alma-cuerpo, pero su idea de
fabricar un aparato que, a través de ondas electromagnéticas, pudiese traspasar
el cuerpo material para extraer el alma y exponerlo en otro recipiente
corporal, era una idea no imposible para la ciencia humana.
De
hecho, ya había diseñado un prototipo con piezas viejas de electrodomésticos
caseros, dignos de algún doctor loco de películas de ciencia ficción de los 60.
Al
salir de la ducha, Jessi se sentía completamente aliviada, tanto, que se
quedaría rezagada en la cama nada más salir. Pero no, se dio cuenta nada más
tumbarse que su pelo estaba tan húmedo que cogería un constipado nada más
quedarse dormida. Se puso a buscar algo que le sirviese para satisfacer su
necesidad: Un secador. Revolvió todo el armario y la mesilla de noche para encontrarlo y nada.
Unas
horas antes, Joher había estado trabajando en su proyecto. Tenía enchufado su
aparato, al que había denominado Proyecto “X-Changer”, para probar que
resistencia de frecuencia podía llegar a alcanzar. Con todos los cables que
salían de ese esperpento de secador,
conectados a su ordenador, probó el modo “aspirar” consigo mismo. Una
potente corriente succionadora salió de
la máquina y lo apagó cuanto antes.
Dicha
corriente era tan potente que causó un cortocircuito al aparato, saltando chispas. Casi le arranca las facciones de la
cara. El invento quedó en mal estado, así que debido al cansancio que tenía en
el cuerpo de tantas horas seguidas de trabajo, decidió tirarse en la cama y
echarse a dormir, dejando todo el proyecto en el suelo. Mañana, cuando
despertase, buscaría solución para el problema.
Jessi
no podía dormirse sin haberse secado su dorada cabellera antes de dormir, así que decidió buscar el
secador en el único sitio que le quedaba por mirar. Sin ningún atisbo de
timidez, se adentró en el cuarto de su primo, ignorando la advertencia que unas
horas antes Joher hizo de que no se le molestará mientras trabajaba, y pasando
a su vez del letrero de “No entry” (prohibido el paso) que figuraba en la
puerta.
Vio
que no había nadie al acecho, ni vigilante familiar y nocturno que cuidase la
habitación. Allí estaba su primo dormido como una marmota, signo de que había
pasado una tarde muy ocupada de trabajo duro. Más aliviada todavía por no
encontrarse impedimento alguno, revolvió toda la habitación hasta que encontró
algo en el suelo similar a un secador.-Mmmm, esto puede servirme. La verdad, es
un modelo muy antiguo y parece estropeado, pero mientras “escupa” aire
caliente, ¡Ja!- Dijo con voz cursi y presumida.-Parece que está conectado, así que le daré al ON-.
De
repente, al conectarlo, una terrible corriente salió del aparato y un
estruendoso chispazo salió del secador. Se apagó la luz. Jessi se sentía rara,
ya que el calambrazo había afectado todo su cuerpo. Se sentía tan mal que se hecho rápido en la cama
que estaba al lado de la de su primo. Joher seguía dormido. Ni siquiera el
estruendo había conseguido despertarle de su descanso.
A
la mañana siguiente, Joher se despertó sobresaltado. Abrió medianamente los
ojos y miró el reloj que tenía al lado. - ¿Las diez?-pensó.-¡¡Mierda!! Llego
tarde a la clase de física- se dijo. Tenía un terrible dolor de cabeza.
Tropezando, se fue corriendo a cambiarse de ropa al cuarto de baño. Se sentía
raro al caminar, como si en las caderas le hubiesen injertado trozos de carne,
o como si hubiese engordado cinco kilos en la noche.
Ya
en el cuarto de baño, se quedó extrañado por no darse en la cabeza con el cerco
de la puerta como solía ocurrir en todas las ocasiones en las que se levantaba corriendo para ir al
baño cuando se despertaba tarde. Se acarició la cabeza y con su ágil mano se rascó la espalda para desperezarse. Notó
que su espalda estaba arqueada, no se le notaban los huesos de la columna que
normalmente solía rascar con sus uñas.
Nervioso,
sus brazos recorrieron su cuerpo y sus manos tocaron todo lo que hasta ahora no
se había atrevido a tocar. Entre el dolor de cabeza y el mareo que le estaba
entrando no pensaba otra cosa que no fuera encontrarse en un sueño. No era
tonto. Aunque jamás haya entrado su tacto con algo parecido, sus dedos habían
probado en ese momento algo que era conocido por toda persona humana. ¿Existirá
alguien que no sepa cuál es la calidez que desprende un manjar femenino…?
Exacto,
y ante toda predicción de su consciente, decidió abrir los ojos y ver si era
realidad lo que su tacto había sentido, lo que temía su mente científica.
Delante de él, el reflejo de un espejo de baño ahogado en vapores, empañado por
el calor hogareño.
Dentro
de ese reflejo de espejo, su pesadilla. Un cuerpo de mujer, altamente conocido
no en la primera impresión que casi le causa el estado de shock, sino
reflexionando sobre lo que sus ojos estaban viendo en ese momento. Para comprobar
que esa imagen no era un reflejo estático creado por su imaginación en un
tremebundo mundo de sueño, giró la cabeza treinta grados hacia la izquierda.
Vio que la mujer que tenía enfrente y que
tanto le sonaba, como si en un cabaret o discoteca la hubiese conocido, si,
esos amores de una sola noche que arden en la madrugada sin dejar ni tan
siquiera alguna ceniza tras su consumición, realizaba el mismo movimiento que
él, sin retardarse ni tan siquiera un segundo. Se pellizcaba un trocito de esa
piel de seda que tenía, y la mujer también gritaba de dolor gesticulando la
molestia.
Llegó
a la conclusión de que esa muchacha que le observaba sin quitarle el ojo, esa
joven que apartaba la mirada cuando se le cruzaba con la suya como símbolo de
timidez, no era ni más ni menos que su “otro yo”, su alma gemela, su lado más
femenina materializado en carne: Él mismo pero en chica.
Y
del rostro ni hablemos. Cuando se le dejo de nublar la vista tras sus
pensamientos lógicos, pudo por un momento averiguar de quien se trataba. Ese
cuerpo no era el suyo. El continente que ahora albergaba su esencia, su alma,
no era otro que el de una mujer rubia, perversa, alocada y frenética. Además
recordó que era alguien que le irritaba mucho. Alguien por el que no sentía
adversidad por muchos problemas que le haya traído.
Lógicamente,
le vino a la cabeza, como un impulso nervioso,
el nombre de la persona que tenía su cuerpo. Y por fin se dio la
reacción lógica: De sus fauces surgió un grito angustioso y agudo, muy agudo.
Además era esa voz chillona que tanto le irritaba cuando era más pequeño. En
ese momento se dio cuenta de lo que posiblemente había ocurrido.
Su
experimento había funcionado de alguna forma, no sabía como, se encontraba
dentro de un cuerpo perfecto de mujer. La dio otra vez por pensar que esa
imagen solo era fruto de su sueño, tanto que lo había esperado durante años,
era su verdadero sueño, y más después de que se estropease el aparato tras
modular la frecuencia de las ondas que emite.
Pero
era real. De alguna forma tenía el cuerpo de su prima. Ella tenía que haberse
puesto en contacto con el aparato en algún momento de la noche, sobretodo en el
espacio de tiempo en el que él se encontraba dormido. Antes, no había estado
conectado al ordenador, solo una vez había sido cortocircuitado. Entonces lo
que había estado fallando durante tanto tiempo en el proyecto “X-Changer” había
sido la frecuencia de ondas expuesta a una corriente eléctrica.
Joher
sintió como si su cuerpo rezumara felicidad por todos y cada uno de sus nuevos
poros femeninos. Había conseguido lo que tantos esfuerzos, sudores y lágrimas
le había costado durante años.-¡Si! ¡Por fín!- pensó aliviado. Ahora le tocaba
descubrir que nuevos encantos había ganado con su nuevo cuerpo.
Se
miraba en el espejo con una mezcla de sentimiento angustioso y placentero. Sus
redondos senos, que no muy ostentosos, ocupaban de lado a lado el reflejo del
espejo empañado del baño. Era un cuerpo perfecto de mujer, si, pero rezumaba
cierta inocencia esa piel tan sedosa. Acariciándose, pensaba que esa piel, la
de su prima, era tan familiar, como la de su hermano, que no le provocaba
placer alguno. ¿Podría ser porque ya no disponía de sus hormonas masculinas? Podría ser. Consideraba muy
interesante y necesario el explorar su nuevo cuerpo como resultado de su
investigación.
Salió
del cuarto de baño de manera silenciosa. Como a hurtadillas, se dirigió casi de
puntillas, hacía su cuarto para observar si seguía ahí la otra víctima del
cambio de cuerpo. Debería hablar con ella en cuanto la viese. Ahora tendría el
aspecto de él, como supuestamente el experimento dictaba. Él uno tendrá el
cuerpo del otro y el otro tendrá el cuerpo de uno.
Exactamente,
su prima estaba revolcada en la cama, totalmente dormida y una sonrisa de
felicidad se reflejaba en su rostro. ¿Serían las hormonas masculinas que
estarían funcionando en estos momentos? Podía ser que se encontrase en un buen
sueño. Decidió analizar sus reacciones.
Se comportaba exactamente como una chica cuando duerme: Sonreía de manera
inocente mientras soltaba suspiros de emoción, como una mujer cuando sueña con
su príncipe azul.
De
repente sonó la alarma de su teléfono móvil. Jessi se levantó velozmente, de
manera impulsiva, como solía hacer todas las mañanas y se dirigió directamente
al cuarto de baño. Al salir corriendo, tiró de un empujón con su nueva fuerza
de hombre a Joher, que no tardó ni un segundo en derrumbarse en dirección al
suelo debido a su cuerpo frágil y ligero.
Un
grito roncó salió del cuarto de baño. Jessi se había mirado al espejo y no
encontraba su bello rostro que se cuidaba durante días. En su lugar, halló una
cara desarreglada llena de pelos, como si se hubiese despertado de un mal
sueño. Salió asustada del cuarto de baño y se dirigió directamente a su primo,
bueno a lo que ahora era su primo.
-Joher-
gimió ella-¿Que me ha pasado?-. Con las manos frotándose la barba desaliñada
pegó un grito aún más fuerte y más grave que el anterior, como si le saliese desde
lo más profundo de su ser. Se estaba viendo así misma como si se estuviese
mirando a un espejo. Le asustaba aún más ver que su cuerpo antiguo gesticulaba
y hablaba por su cuenta, como si hubiese
cobrado vida por sí solo. Esto le provocó un shock que hizo que se desmayase
antes de que Joher pronunciase una
palabra.
Abrió
un solo ojo y la oscuridad se perdió ante la cara que tanto había cuidado
durante años. Nada más despertar le preguntó a su primo que era lo que le había
ocurrido. Su voz era llorosa y dura a la vez, como cuando un chico imita a una
chica de forma burlona. Joher le dijo que no debía haber entrado en su cuarto
mientras él experimentaba con sus inventos.
-Y
mucho menos tocarlos- protestó él con su nueva y delicada voz.- Mi “X-Changer” fue
creado con el fín de que hombres y mujeres pudiesen cambiar de sexo sin
necesidad de operaciones malas y duraderas. Tú lo confundiste con un secador
normal y nos cambió las almas de lugar. Ahora tú eres yo y yo soy tú. Esa es la
explicación lógica, bueno la que tu puedes entender fácilmente.-
Jessi
sollozó por un instante y contestó de manera arrebatadora: -Pero es que mira,
ahora tengo lo que los hombres tienen- Y se señaló la entrepierna. No pudo
evitar mirarse y echar una sonrisa picarona. Se puso colorada de vergüenza. Era
increíble para su primo ver a su prima sintiendo timidez. La nueva situación la
había desconcertado lo suficiente como para cambiarla. Eso le podía servir como
lección.
El
cerebro pensante de Joher le aconsejó que se hiciesen pasar cada uno por la
persona que realmente no era. Así fue hasta que arralará el aparato para
conseguir volver a cambiar de cuerpo y devolver a cada uno lo que era suyo.
Para él la situación tampoco era muy agradable. Tenía que hacerse pasar por
chica y no solo eso, hacerse pasar por su tan problemática prima.
Para
ella, no le fue difícil. Solo tenía que permanecer delante del ordenador
durante un largo periodo de tiempo del día para que ninguno de los miembros de
la familia lo notase. Sin embargo ella era muy inquieta, tanto que se ponía
nerviosa de pensarlo. Menos mal que por el programa informático por el que
puede hablar con sus amigos y con sus “mas que amigos”, estaba entretenida y se
le pasaba más rápido. De hecho llegó a engancharse de verdad, que después de
esta historia no se podía desenganchar del vicio.
El
problema vino cuando le dieron ganas de ir al baño. Ella no sabía utilizar “eso
que solo los chicos tienen” y además le daba un poco de vergüenza. Quién se lo
iba a imaginar. Tanto le costó que hizo sus necesidades fuera de la taza del
water.-No me acostumbro a esto de mear de pie- se quejó. Pero sintió cierto
placer al acariciarse en esa parte.
Joher
salió a la calle para aparentar que su desbocada prima salió a ligar por ahí.
Acudió
a una plaza que se encuentra al norte del pueblo y se sentó allí para pasar el
rato. Sacó su ordenador portátil, y empezó a trabajar en la solución del
aparato. Si cambiaba la estructura de alineación de acero por una que fuese más
fuerte, el aparato podría aguantar las descargas eléctricas que la frecuencia,
al modularla, emite.
De
repente, observó como a su lado se encontraba un individuo que no apartaba sus
ojos de las teclas del ordenador. No, se equivocaba. No miraba a su
computadora, sino a los pechos que se le marcaban con la camiseta ajustada que
su prima le había hecho ponerse.-Hola, guapa. ¿Qué haces, hablando con el novio
por Internet? Eso significa que es de lejos, con locuaz si te apetece
divertirte con alguien que sea más cariñoso y tengas más cerca…- Le estaba
acosando.
Lo
malo es que no era la primera vez en toda la tarde que se le acercaba un baboso
a derramar las babas sobre su hombro. Si, al menos diez hombres de distintas
edades le habían hecho proposiciones indecentes. Así que se fue de allí, después
de haberle insultado, a otro lugar más seguro. Era difícil ser mujer y además
guapa. Tienes que enfrentarte a este tipo de cosas todos los días. Comprendía
que era normal que su prima se encontrase a veces tan rodeada de chicos.
Además,
ella lo utilizaba como “poder sobrenatural” para atraer a los hombres y
aprovecharse de ellos, ya sea utilizando sus medios de transporte para llevarla
a ciertos sitios o para invitaciones gratuitas a copas y demás. Pensó que era
una especie de Robín Hood femenina y contemporánea, más lista claro, Porque se
aprovechaba de los babosos ricos para dárselo a si misma, pobre…
Mientras,
tanto en su casa, Jessi pensaba en que hacer la noche del viernes ya que jamás
había pasado un día de fin de semana en casa metida. Ya le tocaría estar
encerrada en casa cuando tuviese hijos y fuese madre. Bueno, eso con la
situación actual era un poco difícil, pero tenía que aprovechar cuanto pudiese
para salir por ahí y encontrar hombres a lo que atrapar con su “tela de araña”.
Echaría mucho de menos las noches como mujer.
Por
la noche al acostarse, se puso un poco melancólica ya que no tenía ganas de
nada y puesto que su primo se había pasado todo el día buscando remedio para
tal desafortunado caso. No le contaba si
tenía noticias del suceso ni nada. Solo le miraba cono respiraba tras un largo
y cansado día.
Joher
no le había contado nada a su prima pero estaba casi en lo cierto para poder
arreglar el altercado. Lo del acero más resistente era la clave, pero ya estaba
cansado para explicaciones y se terminó echando en la cama para dormir.
Durmieron los dos en la misma habitación, la de Joher. Él no podía dormir
pensando en la solución y quería aprovechar la situación. Estudiar al máximo
las reacciones del alma masculina en un cuerpo femenino.
Comenzó
a vislumbrar pensando que podía realizar antes, comenzó a experimentar. La
temperatura de la mujer era más alta que la del hombre. Puede ser que estuviese
pasando el periodo de menstruación y no lo supiese…Puede que estuviese teniendo
una excitación y tampoco lo supiese. El cuerpo de la mujer era muy complicado.
El placer surgía de la alteración de los poros de la piel.
Su
otra mano acariciaba incansable sus
dulces, jugosos y tiernos muslos, sentía una extraña y excitante muy novedosa para ella por lo abundante que
el sentimiento tenía, lo que hacia que sus dedos se desplazaran con facilidad
por entre sus íntimos pliegues de piel sedosos.
Poco a poco comenzó a mover sus caderas
sinuosas de un lado a otro, y a
introducirme suavemente los dedos, para indagar que había debajo de su ropa, en
ese instante estaba acostada debajo de las sabanas, así que decidió destaparse
y abrir las ventanas para airear la habitación un poco.
Separé
ansiosamente la cama de la pared, no es lo mismo dormir con un cuerpo diminuto
de chica que dormir con el que se encontraba tan acostumbrado. La noche se
hacía larga. Como estaba ligeramente inclinado hacia adelante y con las
rodillas un poco dobladas, podía observar claramente como mis dedos como el
placer surgía de mis poros. Muy pronto aumente tanto la presión, como la
velocidad del sueño que me estaba
entrando.
Pudiera
ser que la mujer se queda rezagada tras sentirse placenteramente bien,
-Interesante- pensó. Mientras Jessi dormía agonizante preocupada con lo que iba
a hacer el fin de semana. Un plan perfecto, algo que recordar durante años del
pueblo donde se encontraba. Ésta era otra característica de Jessi, tenía que
armarla bien gorda. Pero ahora se encontraba en otro cuerpo, así que no iba a ser lo mismo.
Su
respiración se agitaba y su corazón latía con toda intensidad. De pronto sintió
que necesitaba acudir al ordenador para apuntar los hallazgos que surgían de mi
investigación. En ese momento, cerré los ojos, levante las rodillas y me frote
aceleradamente, de una manera totalmente nueva y por supuesto muy distinta al
manoseo de sus primeras experiencias masculinas.
En
un instante mi excitación llego a tal punto, que mi respiración se aceleró, y
poco a poco todo se nubló, mi cuerpo se tenso y sentí un indescriptible placer,
que comenzaba en mi cerebro y que consumía por completo hasta el ultimo rincón
de mi cuerpo, con un maravilloso y extraño delirio, el hombre descubriendo a la
mujer dentro de ella misma, hasta que en medio de un estremecimiento, gritó de
placer y cayo sobre la cama agotada, dejando en sus dedos, las húmedas pruebas
de su primer y solitario auto placer femenino.
Había
conseguido sentir una primera experiencia femenina y había sido maravillosa,
extraordinaria, incomparable. A partir de entonces recurrió constantemente y en
innumerables ocasiones, a estos juegos en una desesperada búsqueda por el saber
de la ciencia y los adelantos del experimento, darle cada vez más placer al
hombre sin llegar a salir del cuerpo femenino.
Llegó a realizarlo tan seguido, que
prontamente se convirtió en un experimento altamente interesante. Lograba con
suma facilidad lo que la ciencia más cierta no había conseguido a fondo con continuos, intensos y ansiados
experimentos cada vez más ingenuos y
peligrosos.
Al
final, al día siguiente, Jessi se despertó de mal humor. Estaba perdiendo el
tiempo en un cuerpo que no era el suyo. Pero sabía lo que era sentirse como un
hombre, sin belleza, sin cuidados, solo preocuparse por el trabajo y no pensar
en el sexo para nada. Una vida muy monótona y diferente a la que había llevado
hasta ahora como mujer.
Joher
se sentía igual. La mujer para el hombre es un mero objeto de deseo sexual y
para sacar provecho de esto, la mujer se
auto complace así misma pidiéndole cosas al hombre, pero sin ser tan alocada y
extrovertida como lo era su prima. Un caso excepcional.
La
noche del viernes decidieron salir juntos por desesperación de Jessi. Joher
había quedado con su amigo para que le
llevase la alineación de acero que necesitaba, lo fundiese con el “X-Changer”,
y esa noche se convirtiese en la solución a tal problema. Su prima estaba muy
escarmentada por como había tratado a los hombres. Ya no sería la misma, porque
había comprendido que no todos los hombres eran iguales, sino que como su
primo, había chicos que podían tener futuro y no solo pensaban en la mujer como
mero objeto sexual.
Fueron
a las discotecas que se encontraban abiertas, y Jessi en el cuerpo de su primo
llevaba ropa seductora lista para matar a sus víctimas, cosa que no hizo porque respetaba mucho al género
femenino. Cosa que había aprendido. El querido amigo era
El
único que estaba disfrutando con el cuerpo del primo, tan pequeñito e
insinuoso, con esa cabellera dorada que brillaba con los destellos de las luces
de discoteca.
Raúl
sacó el invento mejorado y apuntó, como si fuese un revolver, a su prima. Ésta,
del impacto, cayó al suelo y seguidamente disparó al otro cuerpo. Almas y
cuerpos se encontrarían en sus respectivos sitios, justo donde deberían estar. Jessi
tan feliz que se puso de haber recuperado su cuerpo, besó apasionadamente al
amigo, cosa que acabó como el comienzo de una seria relación y Joher juró esa
noche luchar por la ciencia desde lo imposible…
Joher,
tras años de investigación y esfuerzo, se hizo un reconocido y famoso
científico que había conseguido viajar en el tiempo, llegar a la luna en
tan solo setenta y dos horas y por supuesto, que las mujeres y hombres
fuesen libres cambiándose de sexo fácilmente. Se reunía con su querido amigo
para contarle el éxito. Para acabar, le contó una historia a su querido amigo:
-“Cuenta
la leyenda que Ulises uno de los hombres mas importantes del Olimpo, pregunto a
sus sabios:
¿Dónde esta el alma?
Quedaron parados, se miraron unos a otros y no supieron que contestar.
Una de las criadas, escucho la pregunta, quiso hablar pero al verse tan insignificante no se atrevió.
Como decir que ella pensaba que el alma estaba en el interior de cada persona y que es el lenguaje que utiliza el corazón, para decir o demostrar algo.
Esta en la angustia, cuando algo te aprieta tan fuerte que no te deja respirar.
En la ansiedad es cuando el tiempo se para y aquello que quieres nunca llega.
En la rabia, cuando sacas lo peor de ti misma.
En la tristeza, cuando te oprime y te ahoga el corazón.
En la felicidad, este instante que se saborea y no dejas ni quieres que tenga fin.
En la amistad que, es compartir todo con alguien por muy deferentes que se tengan las ideas.
En el amor, cuando crees que nunca vivirás el suficiente tiempo, para compartirlo con la persona amada.
El alma, son tantos sentimientos juntos, que son imposibles de describir.
A veces se refleja en la mirada, en esos ojos llenos de vida, de dulzura, de cariño, de amor…
Esta chica pensaba que el alma tiene un sitio especial en cada uno, y que es casi imposible de ver, pero si de sentir.
Y creía que el alma es lo que nos hace seguir viviendo y morir al mismo tiempo…”-
Lentamente,
el que ahora era un reconocido científico desaparecía en el horizonte con su
sueño cumplido, y es que si se cree en la ficción, la ciencia lo puede
demostrar…
-FIN-
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